El T-MEC y el Acuerdo Transpacífico se insertan en la globalización 4.0
CIUDAD DE MÉXICO- El comercio electrónico (ecommerce) y los tratados digitales, así como acuerdos globales flexibles se encuentran entre iniciativas de mayor importancia para la construcción de la globalización 4.0, según el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés).
“Es posible que ninguna otra área de la gobernanza internacional se haya visto tan afectada por las transformaciones globales como el sistema de comercio internacional y la inversión”, señala el WEF en el documento Globalización 4.0: Dando forma a una nueva arquitectura global en la era de la Cuarta Revolución Industrial.
“El sistema de comercio está en una encrucijada”, agrega el documento. Por un lado, hay países con un progreso significativo con la negociación o nuevos tratados regionales –como el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá T-MEC y el Acuerdo de Asociación Transpacífico (CPTPP)-.
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Por otra parte, el sistema multilateral está bajo mucha presión, y ejemplo de ello es la reciente imposición de aranceles entre China y Estados Unidos, y la convocatoria de los presidentes de Francia y Estados Unidos, Emmanuel Macron y Donald Trump, respectivamente, durante la última reunión de líderes el G20 para reformar a la Organización Mundial de Comercio (OMC).
Dos expertos globales reportaron que se han desarrollado propuestas para reformar a la OMC y ampliar al sistema de comercio e inversión, subraya el documento del WEF.
Acuerdos globales flexibles
Además de los acuerdos de libre comercio que se han firmado en las últimas décadas, hay un “creciente apetito” por “alinear” sus políticas con sectores específicos.
“Este es un camino mucho más viable para avanzar hacia normas en áreas nuevas y críticas de la economía como: servicios, comercio digital y sectores sensibles al ambiente; que una negociación global formal entre todos los miembros de la OMC”, sostiene el WEF.
En lo que se refiere al ecommerce y acuerdos digitales, señala el documento, en 2017, un total de 70 países estuvieron de acuerdo en participar en una discusión preliminar sobre e-commerce. “Una agenda para crear y alinear las principales directrices de políticas de las mejores prácticas para aspectos del entorno propicio del comercio electrónico”, precisó el WEF.
Entre dichos aspectos se encuentra: clientes, logística, documentación, protección de clientes, responsabilidad, documentos y pagos electrónicos, entre otros, detalla el documento.
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Los servicios representan tres cuartas partes de la actividad económica en países avanzados como Estados Unidos y la Unión Europea; así como casi la mitad del comercio mundial.
En ese sentido, subraya el WEF, tanto las negociaciones del Acuerdo de Comercio de Servicios (TiSA, por sus siglas en inglés) como la Ronda de Doha de la OMC “necesitan una infusión de nuevos enfoques”, sostiene el foro.
Refrescar el mandato de la OMC
Para revitalizar a la Organización Mundial de Comercio es importante tomar en cuenta “nuevos” temas que reflejan cambios en la economía y la agenda global, por ejemplo, cadenas de valor, comercio electrónico y flujo de datos a través de las fronteras, servicios, desarrollo sustentable y financiamiento para el desarrollo.
Lo anterior “podría lograrse con una visión más amplia del conjunto de herramientas de liberalización y coordinación comercial y desplegar los diferentes elementos que, en combinación, se adapten mejor a la política y economía del desafío en cuestión”, señala el WEF.
Quedan “viejos” temas incluidos en la arquitectura existente de la OMC, las cuales “representan un riesgo real de desentrañar a la institución y su reglamento”, apunta el foro.
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Existen dos impulsores fundamentales para estas tensiones:
La primera es una discontinuidad de los sistemas económicos con respecto al uso de diferentes aspectos de la política industrial, incluidos subsidios, empresas estatales, restricciones de inversión y requisitos de desempeño; además de los derechos de propiedad intelectual y los recursos comerciales.
El segundo es una insatisfacción y el estancamiento sobre la estructura de las listas arancelarias en dos aspectos: la primera apoyada principalmente por Estados Unidos durante más de 10 años, una mayor reciprocidad arancelaria de parte de las principales economías emergentes; la segunda es apoyada por las economías emergentes, en pro de la liberalización anterior ha sido sesgada en favor de las naciones desarrolladas, la imposición de tarifas más altas en productos de valor agregado que en commodities o componentes.