“El posible relajamiento monetario en México se ve bastante limitado por cuestiones de alta inflación, volatilidad cambiaria, incertidumbre en Pemex, y dudas acerca del quehacer económico y político del nuevo gobierno", expresó Coutiño.
Si esas nubes internas se disipan y la Fed baja su tasa, entonces Banxico tendrá un “happy problem”, pues podrá recortar sus tasas pero deberá mantener el diferencial con países como Estados Unidos y con ello cierto atractivo para inversionistas extranjeros que buscan rendimientos.
“Si lo queremos ver como presión esa sería la única presión, es un happy problem, es un buen problema”, señala Casillas.
Y en concreto, sobre la inflación, que Banxico tiene por obligación cuidar que sea baja y estable, aún hay presiones, en especial en la subyacente, que elimina productos con precios muy volátiles, coinciden Alfredo Coutiño y Jessica Roldán.
“Mientras la inflación estructural presente resistencia a bajar y se mantenga por encima del objetivo, el banco central no tiene justificación para empezar a reducir la tasa de interés. Al Banco de México se le paga por cuidar la inflación, no para estimular el crecimiento a través del uso del instrumento monetario”.
Alfredo Coutiño, director para América Latina de Moody’s Analytics
La bocanada de aire fresco para Banxico, la invitación a la fiesta de dinero barato en el mundo, tendrán que esperar para el Banco Central hasta que haya orden en la casa.