(Expansión) – A pesar de que la inflación general ha tendido hacia su objetivo, la inflación estructural aún enfrenta presiones a la alza, lo cual no solo limita el posible relajamiento monetario, sino incluso podría tomar más tiempo para empezar a materializarse. El banco central no debe tener prisa para bajar las tasas porque no tiene suficiente justificación para hacerlo.
Desde finales de mayo, la inflación parece haber traído esperanzas para quienes apuestan por tasas de interés bajas, ya que la tasa anual cayó desde su pico de 4.4% a mediados de mayo a 4.1% en la segunda quincena del mes y 4% en la primera de junio.
Las recientes señales de un posible recorte de tasas por parte de la Reserva Federal estadounidense avivó más la esperanza de recorte de tasas en México. Hay quienes ya apuestan a que el siguiente movimiento monetario en el país sería por un recorte de tasas, situándolo incluso en este mismo año.