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Recorte de tasas: Puede estar lejos

Mientras la inflación estructural no dé señales firmes de tender a la baja, el Banco de México no debe aflojar las condiciones monetarias, opina Alfredo Coutiño.
vie 28 junio 2019 12:14 PM

(Expansión) – A pesar de que la inflación general ha tendido hacia su objetivo, la inflación estructural aún enfrenta presiones a la alza, lo cual no solo limita el posible relajamiento monetario, sino incluso podría tomar más tiempo para empezar a materializarse. El banco central no debe tener prisa para bajar las tasas porque no tiene suficiente justificación para hacerlo.

Desde finales de mayo, la inflación parece haber traído esperanzas para quienes apuestan por tasas de interés bajas, ya que la tasa anual cayó desde su pico de 4.4% a mediados de mayo a 4.1% en la segunda quincena del mes y 4% en la primera de junio.

Las recientes señales de un posible recorte de tasas por parte de la Reserva Federal estadounidense avivó más la esperanza de recorte de tasas en México. Hay quienes ya apuestan a que el siguiente movimiento monetario en el país sería por un recorte de tasas, situándolo incluso en este mismo año.

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Sin embargo, las verdaderas presiones inflacionarias no han bajado en la economía sino incluso han aumentado hacia mediados de junio. Medida por la inflación subyacente, aquella que refleja mejor las condiciones de demanda interna, esta ha subido desde una tasa anual de 3.63% en la primera quincena de enero hasta 3.87% en la primera quincena de junio, reportando una tendencia creciente en las últimas dos quincenas.

A lo anterior hay que agregarle que el país, desafortunadamente no se encuentra en condiciones cómodas como para empezar a relajar la política monetaria, dado los riesgos latentes que aún enfrenta tanto de factores internos como externos que pueden afectar el rumbo de la inflación en el resto del año.

En lo interno está la precaria situación financiera de Pemex, que se encuentra en la mira de los mercados e inversionistas, aunado a la incertidumbre con respecto al quehacer económico y político del presente gobierno.

En lo externo se encuentra la desaceleración de la economía global, y en particular de la estadounidense, aunado a la aún latente conflagración comercial entre China y Estados Unidos, lo cual representa un foco de posible insurrección financiera mundial.

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Así, empezar a bajar la guardia monetaria no solo no es una política prudente sino incluso no tiene justificación en cuanto al mandato monetario uniobjetivo: la inflación. Si bien es cierto que la inflación general tiene un rango objetivo de 2% a 4%, la inflación estructural debe mantenerse muy cerca del objetivo central.

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Sin embargo, la inflación subyacente aún se encuentra más cerca de 4% que de 3%. En este sentido, recortar la tasa de interés cuando la inflación estructural lleva todavía una tendencia al alza sería una medida imprudente y alejada del mandato monetario.

La tarea del Banco de México no es usar el instrumento monetario para pretender resolver la debilidad estructural de la economía, porque la política monetaria no es una fuente de crecimiento económico, sino solo un instrumento que ayuda a moderar las alzas y bajas del ciclo económico. Así, mientras la inflación estructural no dé señales firmes de tender a la baja, el Banco de México no debe aflojar las condiciones monetarias. Hacerlo sería ir en contra de su mandato uniobjetivo.

Si los políticos quieren que la política monetaria sea usada para calibrar crecimiento con inflación, entonces deben cambiarle el mandato al Banco de México.

Nota del editor: Alfredo Coutiño es director para América Latina en Moody’s Analytics. Las opiniones en esta columna son de la exclusiva responsabilidad del autor y de ninguna manera deben ser atribuidas a la institución para la cual trabaja.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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