El aporte del plan en la era AMLO
La intención de ayudar a Centromérica no es nueva, y se remonta a los años 70 del siglo pasado, con programas aislados, que hasta el año 2001 se integraron con la participación activa de México.
El Plan Puebla Panamá de Vicente Fox mutó con Calderón al Proyecto de Integración y Desarrollo de Mesoamérica. Todos terminaron sin resultados.
En la narrativa del PDI de López Obrador, hay una diferencia principal: se introduce el derecho a no migrar.
"Se aborda un principio fundamental: el derecho a no migrar (...), a generar proceso de desarrollo interno para que la opción se vuelva opcional y no una especie de maldición para el migrante. Es la parte sustancial que hace que haya una diferencia de este plan respeto de los anteriores”, explica Urbano Reyes.
Otra diferencia es que hace un llamado al mundo para cooperar e impulsar el desarrollo de esta región.
“Se está apelando a los fondos, a la ayuda oficial al desarrollo. Este tipo de narrativa es bastante novedosa en términos de las narrativas anteriores, pero el plan tiene severas deficiencias. Si bien es muy loable, no existen estrategias, aún no nos han dicho dónde se va a empezar", añade Urbano Reyes.
Sin Estados Unidos, letra muerta
La mayoría de estos retos se resuelven con algo casi imposible: convenciendo a Estados Unidos de invertir en desarrollo en la región, de abrir la cartera.
"Se va a necesitar la participación de Estados Unidos como la gran fuente de financiamiento. Si Estados Unidos no participa con recursos, transferencia de tecnología y la participación de sus empresas, evidentemente el alcance del proyecto me parece que puede estar en entredicho”, advierte José Luis de la Cruz.