"Cuando inicialmente me senté a escribir esta carta, estaba en mi oficina, pensando en cómo describir los eventos de 2019 y en lo que BlackRock había logrado el año pasado. Hoy, todo eso parece una realidad lejana. Las oficinas de BlackRock en todo el mundo se encuentran casi vacías y, en su lugar, te escribo desde mi casa, en aislamiento, como millones de otras personas.
Desde enero, el coronavirus ha sobrepasado nuestras vidas y transformado nuestro mundo, presentando un reto médico, económico y humano sin precedentes. Las implicaciones de la pandemia del coronavirus, para cada nación y para nuestros clientes, empleados y accionistas, son profundas y reverberarán durante años en el futuro. El virus se ha cobrado muchas víctimas. Ha matado o enfermado a cientos de miles, e incluso para los que que están sanos ha alterado dramáticamente la vida cotidiana y ha amenazado su seguridad financiera.
Para los gobiernos, ha representado el reto inédito de implementar cuarentenas en una escala nunca antes vista y de responder al desplome económico y financiero. Para el sector privado, ha volteado la manera en que operan las empresas y la demanda de sus productos y servicios, con los pequeños negocios y sus empleados invariablemente sufriendo el mayor impacto. Y los profesionales médicos, en la mayoría de los casos operando con suministros insuficientes y escasa capacidad hospitalaria, se enfrentan a desgarradoras decisiones para mantener viva a la mayor parte de la gente. Estos profesionales médicos, en la primera línea de la crisis, son los héroes de la actualidad.
En mis 44 años en el mundo de las finanzas, nunca había experimentado algo como esto. La pandemia ha impactado los mercados financieros con una rapidez y ferocidad que normalmente sólo se ve en las crisis financieras clásicas. En apenas unas semanas, los rendimientos de los mercados de capitales han caído de máximos históricos a una tendencia bajista. Un mecanismo del New York Stock Exchange, creado para dar a los 'traders' una pausa y evitar la volatilidad extrema (que suspende las compraventas durante 15 minutos en casos de caídas muy grandes), se activó por primera vez desde 1997, y luego se empleó tres veces más en rápida sucesión.
Estas condiciones se vieron exacerbadas por los niveles récord de baja liquidez en los bonos del Tesoro de Estados Unidos, que sirven de referencia para valuar el riesgo alrededor de los mercados. La pandemia no solo ha presionado los mercados financieros y el crecimiento a corto plazo: ha provocado una reevaluación de muchos supuestos sobre la economía global, como nuestra obsesión con cadenas de suministro de 'justo a tiempo' o nuestra dependencia en los transportes aéreos internacionales.
De manera incluso más profunda, la gente en todo el mundo está ahora, fundamentalmente, repensando la forma en la que trabajamos, compramos, viajamos y nos reunimos. Cuando salgamos de esta crisis, el mundo será diferente. La psicología de los inversionistas cambiará. Los negocios cambiarán. El consumo cambiará. Y dependeremos más de nuestras familias y de los demás para sentirnos seguros.
Pese a lo dramático que está siendo esto, sí creo que la economía se recuperará con firmeza, en parte porque en esta situación no existen algunos de los obstáculos para la recuperación que hay en una crisis financiera típica. Los Bancos Centrales se están moviendo rápidamente para abordar los problemas en los mercados de crédito, y los gobiernos ya están actuando agresivamente para implantar estímulos fiscales. La velocidad y forma de estas políticas se está viendo profundamente influida por la experiencia mundial en la crisis financiera global de 2008. También creo que las acciones serán más efectivas y funcionarán con más rapidez porque no estarán combatiendo los mismos retos estructurales que hace una década.
Eso no implica que el mundo está libre de riesgos, ni que los mercados ya han tocado su fondo. Eso es imposible de saber. Hay retos muy importantes delante nuestro para unas empresas que están muy endeudadas, y si los gobiernos no tienen cuidado en el diseño de sus planes de estímulo, el daño económico a las economías, derivado de la pandemia, caerá desproporcionadamente sobre los individuos más vulnerables económicamente.
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