Los bonos de la segunda mayor economía de América Latina vieron partir el mes pasado unos 34,850 millones de pesos (mdp), que se sumaron a la salida de unos 288,000 mdp en marzo y abril, según datos oficiales.
Los flujos negativos de México contrastan con la entrada de unos 3,500 millones de dólares (mdd) dirigidos a deuda de países emergentes en su conjunto, de acuerdo con cálculos del Instituto Internacional de Finanzas (IIF), impulsada por las expectativas de la reactivación económica tras semanas de confinamiento.
"En las últimas semanas se ha visto una estabilización en los flujos hacia emergentes, pero en México continúan disminuyendo, lo que sugiere que hay un elemento idiosincrático", dijo Andrés Jaime, estratega de divisas y deuda de países emergentes para Morgan Stanley.
"México tenía una ventaja hace algunos años porque tenía un manejo macroeconómico bastante sólido, pero eso ha cambiado recientemente", agregó.
Para algunos, el cambio de percepción sobre el riesgo del país podría retrasar la recuperación de los flujos de capital o incluso mantenerlos negativos en los próximos meses.
El gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador ha sido criticado por sus políticas macroeconómicas, enfocadas en privilegiar el gasto social, y por haber frenado proyectos de inversión relevantes, así como por su política energética.
Adicionalmente, México registró en 2019 la primera contracción en su economía en una década y el panorama no es alentador. Según una encuesta de Banco de México (Banxico), el Producto Interno Bruto (PIB) caerá un 8% este año.
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Bajo ese escenario, los inversionistas extranjeros "están disminuyendo su exposición a México", además de que el país "tiene que pagar mucho más para continuar fondeándose en los mercados internacionales", añadió Jaime.
Por ejemplo, México emitió en abril 2,500 mdd con un rendimiento al vencimiento del 5%, mientras que Paraguay, con una calificación basura, emitió 2,000 mdd con una tasa del 4.95%.