"Para avanzar hacia una recuperación económica sostenida y que pueda apoyar la construcción de un Estado de bienestar y el fortalecimiento del sector productivo será necesario mantener políticas fiscales y monetarias expansivas", agregó.
El brote de Covid-19 profundizó la debilidad que ya venía mostrando la región y la llevará este año a su peor contracción desde que se iniciaron los registros en 1900, con un desplome de 9.1%.
Las naciones tendrán que evitar el colapso de sus economías con "políticas de estímulos a la demanda agregada, administrar las presiones que genera el choque externo sobre los sistemas cambiarios y monetarios, y gestionar adecuadamente los flujos de capitales para potenciar la efectividad de las políticas fiscal y monetaria", agregó.
El esfuerzo fiscal de algunos países en el contexto de la crisis impulsarán el gasto público promedio, que se prevé incrementará a 25.4% del PIB en 2020, frente al 21.7% del PIB observado en 2019, detalló el informe.
El panorama laboral continuará con el estancamiento que ya mostraba en 2019, cuando la tasa de desocupación fue de 8.0% en promedio y afectó a aproximadamente 25.7 millones de personas, mientras el 54% de los ocupados se desempeña en el sector informal.
Las remesas, fuente importante de ingresos para algunas naciones, están golpeadas por las crisis de las economías emisoras.
"Las secuelas que esto dejará en términos de desempleo y pobreza entre los migrantes y sus familias en sus países de origen hará que se requieran años para recuperar los niveles anteriores a la pandemia", dijo el organismo.