Aún así, para la región "es la mayor contracción desde que se inician los registros en 1900. El PIB retrocede prácticamente en todos los países", señaló el informe, que prevé que retomar los niveles de actividad previos a la crisis sanitaria tomará varios años.
Las exportaciones regionales -altamente dependiente de los envíos de materias primas- se contraerían un 13% en 2020, con una caída de los precios del 7% y una baja de los volúmenes del 6%. El volumen de importaciones, en tanto, caería 14%, la mayor desde la crisis financiera mundial de 2008-2009.
Antes de la pandemia la región ya mostraba un bajo crecimiento de 0.3% en promedio en el sexenio 2014-2019, pero el choque a la economía mundial, el confinamiento aplicado en América Latina sobre todo a partir de marzo, así como el cierre de actividades hicieron que la emergencia desatara la peor crisis económica, social y productiva de la región en 120 años.
"La contracción de la actividad económica ha venido acompañada de un aumento significativo de la tasa de desocupación, que se prevé en torno al 10.7%, una profunda caída de la participación laboral y un incremento considerable de la pobreza y la desigualdad", señaló el reporte.
Por eso, el organismo de Naciones Unidas advirtió que si bien el crecimiento para 2021 es mayor que las tasas regionales de los últimos años, "esto es en su gran mayoría resultado de un efecto de arrastre o rebote estadístico y no será suficiente para recuperar los niveles de PIB perdidos en 2020".
La recuperación tanto global como regional, en tanto, continúa atada a la disponibilidad de una vacuna contra el virus, dijo la CEPAL, que además señaló que la perspectiva para los precios de las materias primas aún son inciertas para 2021 ya que dependen en gran parte de la evolución de la pandemia.
Según la CEPAL, además del acceso a la vacuna y el curso de la crisis sanitaria, otros riesgos que enfrentará la región el próximo año son el empeoramiento de las condiciones financieras mundiales, una caída en los precios de las materias primas y una retirada prematura de estímulos monetarios y fiscales tanto en las grandes economías como en el ámbito local.
"Las cicatrices que deja la mayor crisis en décadas, con un aumento de los niveles de desempleo y pobreza, así como de la desigualdad, podrían intensificar las tensiones sociales latentes con consecuencias en la recuperación de la actividad económica de los países", alertó también el organismo.