Contrario a lo que se puede creer, en México se ha avanzado mucho en inclusión financiera, de hecho, ya hay poco margen para que se crezca más. De acuerdo a los datos que publica el INEGI en su Encuesta Nacional de Inclusión Financiera, el porcentaje de la población de 18 a 70 años cuenta con algún producto financiero en el noroeste de México es el 82%, en el noreste el 75%; en la Ciudad de México el 72%; en el sur el 68%, y en el oriente el 60%.
Es decir, en los estados donde hay menos pobreza y sobre todo empleo formal la inclusión financiera es mayor, los datos de tenencia de cuenta de ahorro para el retiro o Afore que va ligada con las personas que tienen un empleo formal lo confirman, en el noroeste el 58% de la población entre 18 y 70 años tienen cuenta Afore; en el noreste el 51%; en la Ciudad de México el 47%, y en el sur solamente el 29%.
Otro dato de interés es que al cierre del 2019, el 98% de la población vive en municipios con acceso a infraestructura bancaria, según la Comisión Nacional Bancaria.
Donde hay un área de oportunidad para las instituciones bancarias es en el acceso a servicios financieros a través del celular, ya que solo el 22% de la población con cuenta formal de 18 a 70 años tiene banca por celular, porque de los 62.2 millones de personas que tienen celular, el 51% tiene una cuenta en un banco o institución financiera.
Diversos estudios académicos en revistas con arbitraje internacional han concluido que identificaron que los bancos suelen colocar la mayor parte de sus sucursales en municipios de alta densidad poblacional y en zonas de ingreso medio y alto, y que el otorgamiento de servicios financieros está dirigido a la población de ingreso medio y alto.
Ahora bien, ¿son pobres porque no tienen servicios financieros o porque son pobres no tienen servicios financieros? En mi opinión la segunda hipótesis es más real. Una política pública para fomentar la inclusión financiera puede coadyuvar a reducir la pobreza y a mejorar el bienestar, pero no es la solución.
Es decir, primero las personas y empresas deben tener una mejor economía y solo se da cuando tenemos un mayor crecimiento económico. No tenemos una falta de infraestructura y si bien la tecnología ha ayudado a bajar los costos, de poco sirve si hay poca demanda por los servicios financieros, ya que en México hay una alta informalidad.