"La falta de acceso de opciones para la producción nos pone en desventaja ante nuestros competidores, como lo son los productores de maíz de Estados Unidos", afirmó Laura Tamayo, vocera del Consejo Nacional Agropecuario de México.
"Por otro lado, la importación de grano genéticamente modificado de Estados Unidos es clave para muchos productos de la cadena agroalimentaria", agregó Tamayo, quien también es directora regional de comunicación de Bayer, propietaria de la empresa agroquímica Monsanto.
En cambio, los opositores a los cultivos genéticamente modificados celebraron la prohibición. "Es un gran logro", dijo Homero Blas, presidente de la Sociedad Mexicana de Producción Orgánica (Somexpro).
No está claro si el decreto recientemente emitido eliminará gradualmente el maíz transgénico importado para el ganado, o si las nuevas reglas solo se aplicarán al maíz directamente para consumo humano.
Si bien el país latinoamericano es en gran parte autosuficiente en el maíz blanco que se usa para elaborar las tortillas, básicas en la alimentación de los mexicanos, depende de las importaciones de maíz amarillo de Estados Unidos para alimentar a su ganado.