Carstens destacó que se trata de crear un sistema financiero y una economía más eficientes, apoyando a los bancos centrales en la misión de proporcionar estabilidad monetaria y financiera y, al mismo tiempo, velar por el crecimiento económico.
“Necesitamos aprovechar las ventajas de una mayor competencia a través de las monedas digitales, sin dejar de garantizar la seguridad e integridad del sistema financiero”, dijo Carstens en un discurso dado en el BIS..
Con las monedas digitales, también se podrían reducir las tarifas de transacción que tienen los bancos y de esta forma fomentar la innovación.
“Se necesitarían reglas para compartir los costos entre los sectores público y privado, como, por ejemplo, con el efectivo o los cheques en la actualidad. Un objetivo es construir infraestructura que permita mayor competencia, lo que puede significar más proveedores de pago”, precisó.
Sobre los riesgos que representarían las monedas digitales para los bancos, el líder del BIS dijo que aunque podrían presionar las ganancias de los bancos, no están destinadas a reemplazarlos.
“Los bancos deben seguir desempeñando su función de intermediación entre ahorradores e inversores”, resaltó.
Carstens consideró que la cooperación entre países garantiza que los bancos centrales puedan seguir aprendiendo unos de otros y de esta manera se aprovechen las oportunidades que dan las monedas digitales para los pagos transfronterizos.