Esto quiere decir que casi uno de cada cuatro trabajadores mexicanos está trabajando bajo condiciones críticas de ocupación, donde el Inegi incluye:
- Personas que trabajan menos de 35 horas a la semana por razones ajenas a sus decisiones.
- A las que trabajan más de 35 horas semanales con ingresos mensuales inferiores al salario mínimo.
- Y a quienes trabajan más de 48 horas semanales con ingresos de hasta dos salarios mínimos.
Este indicador es difundido dentro de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), del último trimestre de 2021. Su objetivo es ilustrar el deterioro de la relación entre el número de horas trabajadas y la remuneración que reciben los empleados del país.
La recuperación precaria del empleo
En mayo de 2019, para tomar un dato previo a la pandemia de COVID-19, el porcentaje de la población ocupada que se encontraban laborando bajo estas condiciones era del 19.3%.
Lo cual nos indicaría que, tras la pandemia, la recuperación del empleo en México se está sustentando en trabajos cada vez más precarios.
Un reciente reporte del Observatorio del Trabajo llamado Acción Ciudadana Frente a la Pobreza indica que el 60% de los trabajadores de la industria de la manufactura tienen un salario que no supera el umbral de pobreza para dos personas.
Con datos al tercer trimestre de 2021, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) estima que el 40.7% de la población mexicana vive bajo pobreza laboral.
El Coneval observa que esta proporción bajó durante el tercer trimestre de 2021, en comparación con el mismo periodo de 2020. No obstante, aún es una proporción más alta que la del tercer trimestre de 2019, antes de la pandemia, cuando solo el 38.5% de la población vivía bajo pobreza laboral.
Una familia vive en pobreza laboral cuando los ingresos provenientes de su trabajo no son suficientes para adquirir los bienes de la canasta básica.