Durante su audiencia de nominación, Barr enfatizó en su compromiso por tratar de frenar la elevada inflación y asegurar la recuperación de la economía estadounidense.
También le restó relevancia a la influencia del banco central en las políticas de cambio climático, un asunto que torpedeó la primera opción del presidente Biden para ese cargo.
Barr fue nominado en abril luego de que senadores republicanos bloquearon una votación para Sarah Bloom Raskin, quien fue duramente criticada por quienes la consideraban hostil hacia la industria petrolera.
La primera nominada por Biden retiró su nombre en marzo luego de que un senador demócrata clave anunció que no la apoyaría.
La oposición hacia Bloom Raskin ayudó a retrasar los esfuerzos de Biden para copar la vacante en momentos en que los encargados de la política monetaria luchaban contra una inflación que no se veía hace 40 años.
La economía más grande del mundo ha sido azotada por los coletazos de la pandemia del Covid-19 y la guerra en Ucrania, que han elevado los precios y amenazado con empeorar los actuales problemas de la cadena de suministro.
El hostigado mercado laboral ha provocado recortes de trabajadores y el subsecuente aumento de salarios, añadiendo presión a la inflación.
El mes pasado la Fed implementó un aumento de tasas de tres cuartos de punto porcentual, el mayor en casi 30 años, y los economistas pronostican que son posibles incrementos similares a finales de este mes.
Barr ocupará el último cargo vacante de la junta de siete puestos de la Fed.