"Consideramos que las declaraciones del Canciller (ministro de finanzas) insinuando la posibilidad de recortes fiscales adicionales y la probable modificación de las normas fiscales legisladas en enero reducen la previsibilidad de la política fiscal".
La primera ministra Liz Truss prometió el miércoles dirigir Reino Unido hacia el crecimiento al clausurar la tumultuosa conferencia anual de su partido conservador en el poder, con una defensa a ultranza de su polémico plan económico.
Un mes después de suceder a Boris Johnson, la nueva líder conservadora se puso en contra de los mercados financieros, los votantes y destacadas personalidades en su propio partido con un programa de recortes fiscales que incrementará la ya muy abultada deuda pública.
Bajo la presión del partido, Truss y su ministro de Finanzas, Kwasi Kwarteng, tuvieron que abandonar el lunes una muy polémica abolición del tramo máximo impositivo, del 45%, para la rentas superiores a 150,000 libras (170,000 dólares) anuales, acusada de favorecer a los ricos cuando muchos británicos se hunden en la pobreza.
En la clausura del congreso Truss volvió a defender su plan de choque ultraliberal para reactivar una economía británica amenazada de recesión y sumida en una inflación galopante que pone a muchas familias en dificultades.
El hecho de no haber concretado su plan económico no logró calmar a los mercados, que reaccionaron con una brusca caída de la libra esterlina, con una pérdida de 2.01% frente al dólar, alcanzando un mínimo de 1.1241 dólares tras su discurso.