El nuevo decreto mantuvo la prohibición del maíz transgénico para "alimentación humana", al que definió solo como el utilizado para la elaboración de harina con la que se fabrican las "tortillas", alimento básico en la dieta de los mexicanos.
"No", dijo tajantemente la funcionaria a Reuters en una entrevista al ser consultada sobre si México estaría dispuesto a hacer una nueva modificación al texto para calmar inquietudes de Estados Unidos y de industriales mexicanos de que al menos el maíz para consumo animal no tendría limitaciones.
"El marco jurídico vigente no pone en riesgo las importaciones de maíz", subrayó Buenrostro en referencia a las afirmaciones de EU sobre el alcance de las medidas sobre sus ventas del grano a México. "No hay ninguna afectación comercial", destacó.
Buenrostro precisó que las reglas mexicanas no prohíben las importaciones de ningún tipo de maíz de Estados Unidos y que México es autosuficiente en el maíz blanco no transgénico con el que elabora las tortillas.
México compra anualmente unos 5,000 millones de dólares a Estados Unidos, la mayor parte grano amarillo transgénico para alimento de ganado.
Estados Unidos escaló la semana pasada sus objeciones a las restricciones impuestas por México a las importaciones de maíz genéticamente modificado y solicitó la creación de un panel de solución de diferencias en el marco del acuerdo comercial TMEC.
El panel se anunció tras el fracaso de consultas formales para resolver las profundas diferencias entre los dos socios comerciales sobre el maíz transgénico.
Ciencia
Washington alega que el decreto de México que prohíbe las importaciones de maíz transgénico utilizado para las tortillas no se basa en ciencia y viola sus compromisos en virtud del TMEC, en marcha desde 2020.
México insiste en que su política sí está basada en ciencia y Buenrostro dijo que lo es a tal grado que en el decreto de febrero se tomó "textualmente" la disposición en el TMEC sobre lo que "se debe cumplir para tomar decisiones con base científica".
"Estados Unidos lo que dice no tiene ningún fundamento", señaló.
México ha invitado a su socio comercial a trabajar conjuntamente en investigación científica sobre el impacto del maíz transgénico en la salud, pero se ha negado, de acuerdo al propio presidente Andrés Manuel López Obrador y otros funcionarios mexicanos, incluyendo Buenrostro.
La funcionaria dijo que Washington argumenta que ya cuenta con autorizaciones de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por su sigla en inglés) para comercialización que se gestiona en unos meses, pero no desea involucrarse en protocolos de investigación más extensos y que llevan años.
"Lo cual no tiene ninguna razonabilidad porque si un Gobierno se preocupa por la salud de la gente, entonces no tendría ningún inconveniente en hacer una investigación más profunda sobre las implicaciones en la salud", consideró.
"Entonces no es algo que queramos tener de un día para otro", añadió. "Mientras, nos vamos a apegar a las normas internacionales y a los tratados internacionales", destacó.
Aunado a la polémica sobre el maíz, México tiene otro frente abierto en materia energética. En julio del año pasado, Estados Unidos y Canadá solicitaron consultas sobre solución de disputas en el TMEC por considerar que las políticas nacionalistas de la nación latinoamericana discriminan a sus empresas.
Al respecto, Buenrostro dijo que los países trabajan en un acuerdo para zanjar las diferencias y que ahora ninguno de los tres socios contemplan llegar a un panel de solución de diferencias.
"Estamos intercambiando el documento. La verdad es que ahorita ya no estamos ninguno de los tres países esperando un panel y más bien, nada más, estamos intercambiando los textos para ponernos de acuerdo en la redacción", explicó.