Para el primer año de quien llegue a la presidencia, 2025, se espera que el costo financiero sea mayor a los recursos destinados para infraestructura pública. Considerando el marco macroeconómico, se prevé que entre 2025 y 2029 se ubique en 2.3% del PIB cada año, monto igual o superior al balance presupuestario, según Hacienda.
En materia de finanzas públicas es preferible tener mayor inversión que gastos por deudas. La inversión física estimula a la economía y atrae la inversión privada. Mientras que el pago de intereses es un gasto que no genera producción, explicó Christopher Cernichiaro, investigador posdoctoral de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
El incremento en el pago por intereses de la deuda ha provocado ya recortes en el gasto programable, el cual está enfocado a cubrir el presupuesto de las dependencias, inversión o programas sociales.
“Una reducción del gasto de inversión pone en riesgo la continuidad de proyectos de infraestructura y podría ocasionar un menor crecimiento económico y la reducción en el avance de las brechas de género”, refiere el análisis del Paquete Económico 2024 del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP).
¿En qué se gastará?
En materia de infraestructura económica, el gasto de inversión contempla recursos por 1.10 billones de pesos, de los cuales 80% se destinará a la inversión física.
“Con esto se busca consolidar y concluir los proyectos de infraestructura estratégica, en los sectores hidráulicos, carreteros, asociados al sector energético y de conectividad, orientados a promover el desarrollo económico, la generación de empleos y el bienestar de la población, particularmente en regiones históricamente rezagadas y aquellas zonas del país con mayor potencial”, detalló Hacienda.
La dependencia añadió que se avanzará en la construcción del Tren Maya, el cual ayudará a que los beneficios económicos de los puntos turísticos tengan un mayor impacto y derrama económica en la región de la Península de Yucatán.
Por otra parte, la Refinería Olmeca-Dos Bocas y el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec sumarán en el objetivo de alcanzar la autosuficiencia energética y ampliar la participación de México en el comercio internacional.