"Una gran mayoría de los participantes siguió juzgando la trayectoria futura de la economía como muy incierta", señalaron las minutas de una reunión en la que el banco central acordó mantener las tasas estables, incluso cuando una mayoría de 12-7 indicó en nuevas proyecciones que podría ser necesaria una subida más para finales de año para garantizar que la inflación vuelva al objetivo de 2%.
Según las minutas, la volatilidad de los datos y las revisiones de las estadísticas previas plantean una serie de problemas a la hora de evaluar la economía.
A esto se suma la determinación de parámetros subyacentes como la tasa de interés neutral, el impacto del alza de los tipos "reales" en los mercados y el grado en que el endurecimiento del crédito acabará frenando el endeudamiento y el gasto de las empresas.
Todo ello "respalda la conveniencia de proceder con cautela a la hora de determinar el grado de endurecimiento adicional de la política monetaria que pueda resultar apropiado", según las actas, que señalan que "los participantes consideraron en general" que los riesgos se habían vuelto más bidireccionales.
Mientras que los mercados mundiales de materias primas y la fortaleza del mercado inmobiliario podrían provocar un aumento de la inflación, los mercados financieros más tensos, la desaceleración del crecimiento mundial y las recientes huelgas laborales plantean riesgos para el crecimiento económico y el empleo.
Aunque las autoridades monetarias coinciden públicamente en que aún queda "trabajo por hacer", con medidas clave de inflación que se mantienen muy por sobre 3%, las minutas mostraron una mayor preocupación por los riesgos de ir demasiado lejos con las subidas de tasas y desacelerar tanto la actividad que provoque que las empresas despidan a un gran número de trabajadores.
Los funcionarios de la Reserva Federal han afirmado que el desempeño constante de la economía, a pesar de las agresivas subidas de tasas de los últimos 19 meses, ha mantenido el desempleo bajo incluso cuando la inflación ha caído desde los máximos registrados a mediados de 2022.
El debate se centra ahora en si los precios seguirán cayendo sin nuevas subidas de tasas, o si será necesaria una política monetaria ligeramente más restrictiva.
Esta semana, funcionarios de la Fed, incluidos algunos de línea dura como el gobernador Christopher Waller, han citado el aumento de los rendimientos de la deuda del Tesoro, que puede repercutir en el costo del crédito para las empresas y los hogares, como una fuerza que podría hacer innecesarias nuevas subidas de tasas del banco central.
Desde la reunión de septiembre, los inversores han ido descontando la probabilidad de una nueva alza de tasas. Actualmente dan sólo 12% de probabilidades a una subida en la reunión del 31 de octubre al 1 de noviembre y alrededor de un 26% en la del 12 y 13 de diciembre, según la herramienta FedWatch de CME Group.