"Hay planes, ahora hace falta mucha disciplina".
A principios de esta semana, el FMI elevó su estimación de crecimiento para América Latina y el Caribe en 2023, al 2.3% desde el 1.9% de julio, por una expansión mayor de la esperada en Brasil y México.
En sus perspectivas regionales, publicadas el viernes, el Fondo destacó la necesidad de reducir la carga de la deuda al tiempo que se satisfacen las demandas sociales.
"Tenemos que reconocer que la política fiscal fue muy prudente, con mucho gasto pero una retirada muy rápida del gasto durante el COVID", dijo Valdés a Reuters.
"Sin embargo, ya teníamos antes de COVID un nivel de deuda relativamente alto en la región y eso sigue siendo así".
La percepción de que las tasas de interés seguirán altas durante más tiempo en el mundo desarrollado tiene un doble efecto en los mercados emergentes. Los inversores retiran su dinero de la región, por los mayores rendimientos en activos de menor riesgo, y aumenta el costo de los préstamos y hay que destinar una mayor parte de los ingresos del país a pagar deuda.
"La deuda en la región es relativamente a largo plazo, por lo que la repercusión del aumento de las tasas de interés en los costos no es inmediata, pero acabará llegando", afirmó Valdés.
"El mundo se ha vuelto más complejo. El clima, las crisis de las materias primas (...) y, por tanto, sería prudente reforzar el margen de la política (fiscal)".