Una inflación más baja no significa una baja inflación, pues los precios aún están por encima de los objetivos de varios bancos centrales del mundo y los efectos de los aumentos de las tasas de interés todavía se sentirán en los hogares, afirmó el director del Banco de Pagos Internacionales (BPI), Agustín Carstens.
Una inflación a la baja no significa una baja inflación: Agustín Carstens
En su discurso Where are we on the journey towards price stability?, pronunciado en Basilea, Suiza, el exbanquero central mexicano previó que la inflación global continuará su tendencia a la baja, incluso en el sector de servicios, debido al endurecimiento de la política monetaria.
"El camino en los próximos seis a nueve meses debería estar marcado por una reducción continua de la inflación, un crecimiento moderado pero estable, un modesto debilitamiento del mercado laboral y un repunte gradual del crecimiento de la productividad. Y, eventualmente, la inflación volvería a alcanzar su objetivo y las tasas de crecimiento convergerían a su potencial", predijo.
Sin embargo, estas expectativas pueden estar amenazadas por la volatilidad de los precios de los servicios, los elevados déficit fiscales de los países y las constantes tensiones geopolíticas.
"Otro riesgo clave para las perspectivas de inflación es que los mercados financieros puedan comenzar a descontar una flexibilización monetaria más pronunciada y rápida de lo que se justifica", alertó Carstens.
"No puede haber tregua en la lucha contra la inflación. La prioridad clave sigue siendo guiar de manera constante la inflación hacia los niveles objetivo", alertó.
El también exsecretario de Hacienda mexicano dijo que la consolidación fiscal es un imperativo ante los niveles de deuda pública récord y los altos déficits fiscales: "sin una consolidación fiscal y teniendo en cuenta las presiones de gasto relacionadas con la edad, los niveles de deuda pública tanto en las economías avanzadas como en las de mercados emergentes crecerían exponencialmente".