El mensaje se da en un momento crítico, tras las sanciones del Departamento del Tesoro de Estados Unidos (a través de la FinCEN) a Vector, Intercam y CI Banco, y a solo unos días de la publicación de la nueva Ley Antilavado en el Diario Oficial de la Federación, que entrará en vigor 180 días después del 17 de julio.
Más obligaciones, más vigilancia
La nueva ley ampliará significativamente las obligaciones de identificación de clientes, el monitoreo de operaciones y los procesos de reporte de actividades sospechosas. También endurece el tratamiento de las Personas Políticamente Expuestas (PEP) y extiende la obligación de conservar información de clientes de 5 a 10 años, lo que podría elevar costos operativos en todo el sector.
“Las implicaciones serán amplias y requerirán ajustes operativos importantes por parte de las instituciones financieras”, advirtió Pedro Said Nader, socio del despacho Basham, Ringe y Correa, consultado por Expansión.
Según el abogado, el marco responde a una estrategia de armonización normativa internacional y puede tener implicaciones en las negociaciones del T-MEC.
“No se puede afirmar que esta medida sea exclusivamente para adelantarse a las demandas de Estados Unidos, pero sí es plausible que forme parte de una estrategia más amplia para fortalecer la posición de México en futuras negociaciones", aseguró.
Banorte avanza por su importancia sistémica
En este contexto, Banorte aseguró que no ha bajado la guardia. Además de los ajustes internos, Ramírez subrayó que siguen invirtiendo fuertemente en prevención. Más aún porque así se los demanda su posición de ser uno de los bancos de importancia sistémica en México.
“En cuestiones de tecnología, conocimiento del cliente y ciberseguridad hemos fácil triplicado el gasto en estos últimos tiempos. Lo seguiremos haciendo”, señaló. Y agregó que, para ello, ya contrataron a empresas muy especializadas, además de capacitar a su personal en ese mismo sentido.
También aclaró que si bien todos los bancos tienen alguna relación con otras instituciones del sistema —incluidas las recientemente sancionadas—, Banorte actúa bajo lineamientos estrictos de la CNBV, Hacienda y Banco de México, y se mantiene en cumplimiento absoluto.
Uno de los mensajes en los cuales más insistió Marcos Ramírez fue hacia los inversionistas y clientes, al aclarar que la autoridad les pidió declarar expresamente que no hay más instituciones investigadas. "Lo decimos con toda claridad: no hay más", sentenció.
Rentabilidad sólida y consumo al alza
A pesar del entorno regulatorio más estricto y un peso mexicano apreciado que restó valor a parte de sus ingresos en dólares, Banorte reportó una utilidad neta de 14,618 millones de pesos, un crecimiento del 4% anual.
El desempeño fue impulsado principalmente por su cartera de crédito al consumo, que creció 12% anual, hasta alcanzar 502,381 millones de pesos. Los subsegmentos más dinámicos fueron:
Crédito automotriz: creció 30% anual.
Tarjetas de crédito: avanzó 18%.
Hipotecas: subió 8%.
Banorte mantuvo además un índice de morosidad de solo 1.13%, con un ROE (rentabilidad sobre el capital) de 23.6% y un ROA (retorno sobre los activos) de 2.3%.
Apreciación del peso afecta ingresos en dólares
Otro punto relevante fue el efecto del tipo de cambio en los resultados. Ramírez explicó que aproximadamente 15% de los ingresos de Banorte están denominados en dólares, por lo que la apreciación del peso frente al dólar este año ha reducido su valor contable.
Antes ganabas 22 pesos por cada dólar; ahora, solo 18. Eso representa cientos de millones menos en el balance
Marcos Ramírez, director general de Banorte.
Esta fue una de las causas por las que, a pesar del crecimiento de doble dígito en ingresos por intereses, la utilidad neta solo avanzó 4% anual, hasta los 14,618 millones de pesos.