No todo ha sido omisión. En los últimos años, instituciones como Banxico, la Secretaría de Hacienda y el Museo Interactivo de Economía (MIDE) han desarrollado contenidos didácticos, plataformas digitales y perfiles de egreso para incorporar la educación económico-financiera en los planes de estudio desde primaria.
Incluso se han creado talleres con enfoque en economía del comportamiento, para que los niños reconozcan sesgos como el consumo inmediato o la presión social. Los materiales, dirigidos principalmente a profesores, sin embargo, están hoy desactualizados y se trabaja en conjunto con la SEP para una nueva versión, pero el MIDE declinó dar más detalles.
El Banco de México, por otro lado, diseñó materiales específicos para alumnos de tercero y sexto de primaria, y hasta 2020 logró que su curso llegara a 90,000 estudiantes en Campeche, Guanajuato y Baja California. También se trabajó en la capacitación de más de 18,000 docentes en el marco del Programa DASEB, que tuvo impacto en más de 284,000 estudiantes.
Además, se incorporaron 72 competencias en primaria y 40 en secundaria como parte del nuevo plan de estudios de educación básica aprobado en 2022. A ello se suman repositorios y plataformas de e-learning para estudiantes y docentes.
Sin embargo, aún no existe una política nacional que obligue a todas las escuelas a aplicar estos contenidos ni una estructura que garantice continuidad, evaluación y mejora constante.
Los 5 niveles de competencias financieras, según la prueba PISA
“No hay articulación entre esfuerzos”
El principal obstáculo, según Soraya Pérez, es la falta de coordinación institucional.
Cada banco o institución tiene sus programas educativos, pero no están alineados en los conceptos básicos. Los esfuerzos existen, pero no están articulados
Soraya Pérez, presidenta de la Unifimex.
Aunque el país cuenta con un Comité de Educación Financiera y un Consejo Nacional de Inclusión Financiera, su incidencia ha sido limitada. Y esto se refleja también en las aulas: mientras algunos estados o escuelas aplican contenidos piloto, otros carecen de cualquier aproximación al tema.
A esto se suma la poca capacitación docente y la ausencia de una política que haga obligatoria la educación financiera en todo el país. “Se necesita una política integral, que combine acceso con educación, que dé certeza y tranquilidad a los mexicanos”, agrega Pérez.
Lo que hacen otros países
Países como Dinamarca, Canadá y Bélgica convirtieron la educación financiera en una asignatura obligatoria desde niveles básicos. En Dinamarca, por ejemplo, los niños reciben formación en finanzas personales desde quinto de primaria hasta primero de secundaria, y los resultados en las pruebas PISA así lo reflejan.
En América Latina, algunos países como Colombia y Brasil también comenzaron a implementar estrategias nacionales más sistemáticas, con currículos definidos, evaluaciones periódicas y campañas públicas que refuerzan el aprendizaje en casa, señala la experta.
La iniciativa privada no es suficiente
El pasado 24 de julio, KidZania Cuicuilco y Afore SURA inauguraron el primer Centro de Ahorro para el Retiro, una experiencia educativa pionera en el universo KidZania a nivel global. Este espacio busca que niñas y niños aprendan, de forma lúdica y participativa, conceptos clave sobre el ahorro, la inversión y la importancia de planear desde hoy su bienestar financiero futuro.
Mediante actividades de rol y herramientas accesibles, los participantes se acercan al funcionamiento de las Afores y descubren cómo sus decisiones laborales y de consumo impactan en su calidad de vida a largo plazo.
Emilio Bertrán, director general de Afore Sura, explicó que la colaboración con Kidzania busca enseñar a los niños el valor del trabajo, el ahorro y la inversión a través del juego.
La estrategia para niños debe ser distinta, más lúdica, más concreta, más visual. Queremos que los niños aprendan a tomar decisiones financieras desde pequeños, sin que les suene abstracto o lejano
Emilio Bertrán, director general de Afore Sura.
Estas experiencias inmersivas pueden sembrar interés, pero no sustituyen un aprendizaje continuo y curricular, coinciden los expertos. Sin respaldo institucional ni presencia en las escuelas públicas, su alcance es limitado y desigual.
Una política aún en construcción
La Secretaría de Hacienda prepara el diseño de la nueva Política Nacional de Inclusión Financiera 2025-2030, la cual promete integrar aprendizajes del periodo anterior y definir nuevas líneas de acción. Entre enero y agosto de este año se realizarán diagnósticos y consultas, y se espera que en los próximos meses se presenten los resultados claves.
Pero para muchos especialistas, el tiempo apremia. El mundo financiero cambia rápido, y los niños de hoy —usuarios de cuentas digitales, apps y criptomonedas en potencia— no pueden esperar a que el sistema educativo se ponga al día.
Porque no saber de dinero… cuesta
La educación financiera no es un lujo ni una moda, señala Soraya Pérez, es una herramienta de equidad, de seguridad económica y de movilidad social.
En un país donde millones de personas caen en deudas impagables, créditos abusivos o esquemas fraudulentos por simple desconocimiento, enseñar desde temprano cómo funciona el dinero puede marcar la diferencia entre la autonomía y la dependencia, respecto a estos temas, existen otros esfuerzos, también aislados, como los diplomados impartidos por la Condusef.
Y aunque México sueña con una generación financieramente educada para 2030, esa generación hoy cursa primaria. Si el país no acelera su tarea, ese objetivo puede convertirse en otra promesa. Sobre todo si se toma en cuenta que el bono demográfico se está terminando.
Aunque México tiene una de las tasas más bajas de dependencia de adultos mayores en toda la OCDE, esta tasa pasará de 14% en 2023 a 36% en 2060, mientras que el promedio del organismo se moverá de 31% a 53%.
La tasa de dependencia se refiere a la proporción de personas de 65 años o más con respecto a la población en edad laboral, en 2060.