La agricultura ha surgido como un importante punto de discordia entre China y Estados Unidos, ya que las superpotencias están enfrascadas en una guerra arancelaria lanzada por el presidente Donald Trump.
China aplicó en marzo gravámenes de hasta 15% a productos agrícolas y alimentarios estadounidenses por valor de 21,000 millones de dólares en represalia por los aranceles generalizados de Estados Unidos. Washington y Pekín prorrogaron este mes una tregua de 90 días, evitando así la imposición de aranceles de tres dígitos sobre los productos de la otra parte.
Las exportaciones agrícolas estadounidenses a China cayeron 53% en la primera mitad del año respecto al mismo periodo de 2024, con un descenso de 51% en la soja, dijo Xie en el discurso pronunciado el viernes en un evento de la industria de la soja en Washington.
"Los agricultores estadounidenses, al igual que sus homólogos chinos, son trabajadores y humildes", afirmó. "La agricultura no debe ser secuestrada por la política y los agricultores no deben pagar el precio de una guerra comercial".
El enviado indicó que la agricultura es un área prometedora de cooperación y un "pilar de las relaciones bilaterales". China tiene una ventaja comparativa en productos intensivos en mano de obra, mientras que Estados Unidos destaca en productos básicos a granel intensivos en tierra mediante una producción mecanizada a gran escala, señaló.
El mes pasado, la secretaria de Agricultura estadounidense, Brooke Rollins, declaró que Washington pondrá freno a la compra de tierras agrícolas por parte de "adversarios extranjeros", entre ellos China.