La manufactura concentró 37% de la IED, seguida por servicios financieros con 25%, y construcción con 5%, de acuerdo con las cifras preliminares presentadas por Ebrard.
El dato relevante se esconde dentro de la cifra total. Las nuevas inversiones pasaron de 2,000 millones de dólares a 6,500 millones, un salto que confirma que los capitales frescos ya no responden solo a reinversiones.
Ebrard planteó que este flujo revela un cambio de expectativas y una lectura clara de confianza en la administración de la presidenta Claudia Sheinbaum. Desde 2018 la IED acumula un crecimiento de 69%.
El funcionario afirmó que esta tendencia muestra que México mantiene atractivo frente a un escenario global más incierto, marcado por tensiones comerciales, ajustes regulatorios y presiones geopolíticas.
La consolidación del país como destino de capital también avanza en paralelo con el impulso de la relocalización productiva en Norteamérica.
También destacó la posición exportadora del país. Pese a los nuevos aranceles y a los cambios en el entorno comercial, México mantiene un crecimiento sostenido en sus ventas al exterior.
Las exportaciones avanzan año tras año y preservan el dinamismo que apuntala la relación con Estados Unidos y Canadá. Ebrard señaló que las estimaciones que anticipaban una desaceleración no se cumplieron y que el ritmo exportador continúa firme.
México será sede de foro APEC
Por otra parte, comentó que México será sede de APEC en 2028, un bloque que concentra 61% del PIB mundial y que reúne a Estados Unidos, China, Japón, Canadá, Corea del Sur, Australia, México, Perú y Chile. El nombramiento se aprobó por unanimidad y refuerza la presencia del país en la esfera económica más influyente del planeta.
Ebrard afirmó que esta decisión reconoce el papel estratégico de México entre América y Asia. La futura sede permite una plataforma de diálogo que abre espacio para una diversificación más amplia de mercados y para una agenda económica que trasciende la relación con Norteamérica.
El panorama, dijo, combina récord de inversión, expansión exportadora y una relación más activa con las principales economías del Pacífico. Tres señales que, a su juicio, consolidan un ciclo de confianza y colocan a México en una posición más robusta frente a los retos que anticipa 2025.