México ya los diseñó y los probó, el siguiente paso es producirlos a escala. Las necesidades del país marcan la urgencia. Por ejemplo, el avance de la diabetes exige miles de equipos de diálisis, que hasta ahora llegan del exterior.
"Tenemos que cambiar las exportaciones que hacemos desde México. En una colaboración también con la Secretaría de Economía, tenemos que ver qué productos tienen ya la posibilidad de producirse de manera industrial, porque tenemos muchos prototipos de diferentes equipos, pero requerimos ahora hacerlos en grande", explicó.
Ruiz dijo en el Innova Fest Latam 2025 realizado en Morelos, que México tiene capacidad para fabricar dispositivos con calidad suficiente para abastecer hospitales públicos y privados. COFEPRIS y especialistas del IMSS, ISSSTE y la Secretaría de Salud afinan las evaluaciones que permitirán su uso clínico y su eventual exportación.
La prevención de riesgos climáticos también abre oportunidades. Las nuevas boyas y sistemas de monitoreo generan datos en tiempo real sobre el mar y la atmósfera en un país que enfrenta huracanes más intensos, lluvias violentas y daños recurrentes.
Las tecnologías buscan proteger a las comunidades y construir una industria mexicana capaz de suministrarlas en otros mercados. Ruiz destaca que el ecosistema universitario ya creó una base sólida. UNAM, IPN, UAM y centros de investigación acumulan equipos, patentes y medicamentos con posibilidad de escalar.
El gobierno prepara fondos para impulsar empresas públicas y privadas que fabriquen esos productos. La meta consiste en que el conocimiento llegue a todos los rincones del país y que la industria se fortalezca con nuevas líneas de producción.
El caso de TARUK refleja ese modelo. El autobús eléctrico desarrollado con apoyo gubernamental logra recorridos de hasta 300 kilómetros sin recarga. Ya tiene pedidos de gobiernos estatales y opciones de exportación.
Apoyo a los proyectos
El secretario de Economía, Marcelo Ebrard, anunció la creación de un fondo de inversión que promete abrir una etapa distinta para los proyectos nacionales. El país quiere que la innovación avance más allá del laboratorio y llegue al mercado con apoyo público y privado.
La decisión llega en un momento en el que más de treinta países, decenas de universidades y ochenta fondos de inversión se reúnen en el STS Forum. Ebrard dice que ese encuentro confirma el tamaño del talento disponible y la urgencia de aprovecharlo.
La economía mexicana necesita tecnología, no solo manufactura. El gobierno busca que mentes con experiencia internacional orienten las decisiones industriales que México tomará en los años siguientes.
El fondo funcionará como un puente entre los prototipos que exhiben centros de investigación y la posibilidad real de que se conviertan en empresas. El esquema arrancará con 800 millones de pesos para 2025 y alcanzará 1,600 millones en 2026.
"La Secretaría de Economía y el fondo de fondos, que es el Fondo Soberano de México, que por instrucciones de la presidenta de la República, la doctora Claudia Sheinbaum Pardo, iniciamos pues ya con esta firma, el canalizar, destinar, orientar recursos de la Secretaría de Economía y de Nacional Financiera a las empresas, a los emprendedores o las emprendedoras, a muchos desarrollos que están allá afuera, para que puedan escalar, para que puedan desarrollar sus proyectos", explica el funcionario.
El objetivo consiste en combinar ese capital con inversión privada para multiplicar su alcance. Ebrard asegura que por primera vez México contará con un mecanismo capaz de impulsar proyectos que requieren riesgos financieros altos. El comité de inversión seleccionará iniciativas que generen un bien público y que presenten viabilidad económica.
El portafolio inicial incluye tecnologías que hoy esperan su salto industrial: semiconductores diseñados en México, un lenguaje nacional de inteligencia artificial, aeronaves con certificación vigente y robots para sistemas de almacenamiento. El secretario subraya que muchas de estas ideas han sobrevivido durante años con recursos mínimos.
Pone como ejemplo un vehículo de hidrógeno desarrollado en el Cinvestav desde 2009 con menos de cinco millones de pesos y un ventilador médico creado durante la pandemia que ya obtuvo acceso al mercado y tramita su permiso ante la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés).
Para Ebrard, la ciencia mexicana ya demostró que produce valor. Ahora contará con el financiamiento necesario para convertir ese valor en crecimiento económico.