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Los 4 cazadores de bitcoins y otras criptomonedas

México ya cuenta con desarrollo de plataformas de compra y venta de monedas virtuales y de tecnología blockchain. Éstas son las pioneras.
vie 16 marzo 2018 06:00 AM
  1. Bitso, líderes en la región

    Visión.
    Visión. Pablo González pasó de mostrar escenarios de ciencia ficción a llevar la disrupción a la realidad. (Foto: Jesús Almazán)

    Pablo González trabaja en el futuro desde 2008. A los 24 años, como director del estudio Goldtooth Creative, en Canadá, comenzó a diseñar los mundos de películas de ciencia ficción, como Sector 9 y El juego de Ender. El cineasta y animador mexicano imaginaba cómo sería la interacción con la tecnología en los próximos años y creaba entornos con naves y dispositivos casi inverosímiles.

    En 2011, su amigo tecnólogo Ben Peters le habló sobre el bitcoin, una moneda virtual que no estaba respaldada por ningún banco central, pero ya se usaba para pagar productos y servicios. El tema lo enganchó y, en 2012, intentó comprar su primer bitcoin pero falló: faltaban plataformas de compraventa para lograrlo fácilmente.

    El mexicano decidió pasar de los mundos fantásticos a la realidad. En 2013, junto a Peters y otros socios, desarrolló un punto de venta que permitía a comercios en Vancouver aceptar pagos con bitcoins.

    González y Peters optaron por llevar la tecnología a México, donde sólo 47.1% de la población estaba bancarizado, según la firma de TI Tecnocom. Su plan era facilitar el envío de remesas, que en 2012 habían superado los 23,000 MDD. Sin embargo, descubrieron que no iba a funcionar si no existía antes una solución para comprar y vender criptomonedas de manera fácil y segura.

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    A las 4:29 horas del 7 de abril de 2014, Bitso empezó a funcionar. “Nos fuimos a dormir y nos despertamos con 300 clientes”, dice González, CEO de la start-up. Aquella madrugada, enfrentaron su primer desafío: la incertidumbre. “No teníamos ni idea de si iba a haber demanda”.

    Hoy, la empresa atiende a 330,000 clientes, ha realizado más de 2.1 millones de transacciones entre pesos y criptomonedas, ha levantado más de 3 mdd de inversión, tiene 35 empleados y ya no sólo acepta bitcoins.

    Jorge Gutiérrez, director de Fiinlab, el laboratorio de innovación del grupo financiero Gentera, reconoce que, aunque en el país ya hay oferta para comprar y vender criptomonedas, Bitso destaca por ser pionera y por su conocimiento de la tecnología. “Ha tenido un crecimiento impresionante por ser el exchange mexicano más grande”, dice el especialista, quien considera que tener un jugador importante en esta división puede detonar el surgimiento de empresas que atiendan otras necesidades con el uso del blockchain.

    Hasta agosto de 2014, Bitso no cobraba comisión por las transacciones, para incentivar el uso. Al sexto mes, comenzó a registrar ingresos. El primer año, el equipo de trabajo eran González y Peters, CTO de la firma. En 2015, sumaron a Daniel Vogel, presidente y socio de la compañía.

    Hacer la tecnología más escalable es su tarea principal, pero no la única. Fortalecer su seguridad, cumplir con la legislación y expandirse a países de América Latina son otras de sus metas. Porque aunque González ya no crea entornos ficticios, está convencido de que sigue trabajando en el futuro, ahora, del sistema financiero.

  2. AirTm, la moneda en el aire

    Acceso.
    Acceso. Rubén Galindo, de 27 años, cofundó una start-up que genera un mercado en el que cualquiera puede comprar dólares. (Foto: Jesús Almazán)

    AirTM no sólo ofrece una cartera en internet para mover dinero de una moneda local a cuentas en dólares a través del blockchain, también quiere ser una de las primeras start-ups en América Latina en tener su propia criptomoneda: Air, que utilizará como herramienta para impulsar la democratización del dinero y de los servicios financieros.

    Esto afianzará su presencia en países como Venezuela, donde comprar dólares no es sencillo por el control cambiario. Algunos venezolanos optan por el mercado paralelo: “Se encuentran con alguien, acuerdan un tipo de cambio, entregan bolívares, reciben dólares y los guardan debajo de su colchón”, explica Rubén Galindo, CEO y cofundador de AirTM.

    Esas transacciones carecen de seguridad y sólo sirven para ahorrar. Para resolver ese problema, Galindo, Antonio García, Tim Parsa, Jorge Ruiz y Josh Kliot fundaron AirTM, que permite realizar transferencias, pagos de servicios y compras. “AirTM está conectado con bitcoin y puede convertir el dinero que entra a la plataforma en dólares”, detalla Galindo. La firma pone en contacto a usuarios que quieren adquirir dólares con quien desea venderlos. Los responsables de hacer esta conexión son los cajeros, personas que detectan oportunidades en el mercado y por cada transacción ganan una comisión, que, en promedio, es de 6%.

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    La empresa se lleva 20% de la comisión del cajero más 30 centavos de dólar por operación. Constituida en Delaware, Estados Unidos, tiene usuarios en 105 países, principalmente, en Venezuela, Argentina y Colombia, pero también en EU, España y México. En el último año, el volumen de transacciones creció 35% cada mes.

    La primera vez que Galindo escuchó de la tecnología blockchain fue a finales de 2014. Era estudiante de Ingeniería en el Tecnológico de Monterrey y le ofrecieron realizar una pasantía en la empresa Uphold, en Silicon Valley, a la que se incorporó en 2015. Su trabajo consistía en comparar los servicios de bitcoin que existían. “Tim Parsa, fundador de Uphold, me mandaba 0.1 bitcoins y yo lo usaba para probar soluciones. Todas eran plataformas de exchange, no había otra cosa”, agrega.

    Tres meses después, decidieron fundar AirTM. En junio de 2016, Galindo viajó a Argentina para iniciar la versión beta del proyecto. Desde entonces, la suma de nuevos clientes no se ha detenido y ha levantado cuatro rondas de inversión por 3.2 mdd.

    Su plan es lanzar Air a finales de 2018. “Tener nuestra propia moneda nos va a traer más transacciones”, adelanta el CEO. Gonzalo Núñez, socio de Servicios Financieros de la firma EY, considera que esto responde a una tendencia que será más habitual en los próximos años.

  3. Volabit, un negocio que llevó a otro

    Visión.
    Visión. La start-up supo crear nuevas soluciones para llegar a otros mercados, señala Genaro Madrid, CTO de la empresa. (Foto: Simon Barber)

    Volabit surgió en Nueva York en el verano de 2013. Mientras enviaba solicitudes de empleo, a Tomás Álvarez se le ocurrió crear una plataforma para comprar y vender bitcoins. No pensaba fundar una start-up, sólo quería probar si era capaz de programarla.

    En el proceso, Álvarez ingresó el desarrollo a un foro para pedir retroalimentación. “Alguien lo puso en otros foros y se hizo relativamente viral en una noche”, recuerda el emprendedor y CEO, de 32 años. “Al día siguiente, los usuarios habían depositado 15,000 dólares”.

    Entre los primeros estaba Adam Draper, fundador de la aceleradora Boost VC, en Silicon Valley, quien lo invitó al proceso de aceleración. El mexicano aceptó, sumó al proyecto a sus socios Hannah Kim y Rodrigo González –quien salió del proyecto en 2014 y, ese mismo año, se incorporó Genaro Madrid– y, a la semana siguiente, se mudó al área de la bahía de San Francisco.

    En febrero de 2014, el proceso de aceleración concluyó y lanzaron la plataforma en México. “Tú esperas que vas a abrir y los clientes no van a caber por la puerta. No fue el caso, el primer día transaccionamos 40,000 pesos. Eso ahora lo hacemos en minutos”, detalla.

    A pesar de que había demanda, el volumen no era el esperado. Incluso, a finales de 2014, consideraron cerrar, pero decidieron esperar. Fue la decisión correcta, admite Álvarez, pues la demanda empezó a subir tímidamente para luego acelerar. Actualmente, Volabit –que ha levantado 650,000 dólares de inversión– registra entre 6,000 y 7,000 usuarios nuevos por mes y el volumen de transacciones alcanza de 200 a 300 millones de pesos.

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    Durante la operación diaria, los emprendedores detectaron que el proceso de Volabit requería, de manera frecuente, contar con la firma autógrafa de los clientes. “Como teníamos usuarios en toda la República y no teníamos sucursales, se nos hacía complicado que el usuario imprimiera, firmara, metiera el documento a paquetería y te lo enviara”, explica Álvarez. Por ello, a mediados de 2015, los cofundadores crearon Mifiel, que permite usar la firma electrónica en documentos legales en línea. “Usamos blockchain para darle unicidad a documentos que, por sí solos, no la tienen”, detalla.

    Jorge Gutiérrez, director de Fiinlab, el laboratorio de innovación de Gentera, afirma que cada vez serán más los emprendedores que usarán esta tecnología para algo más que comprar y vender criptomonedas.

    Mifiel estaba pensada para uso interno de Volabit. Sin embargo, detectaron el potencial para otros clientes, como abogados, a quienes podrían cobrarles por cada documento o transacción. “A partir de ahí, decidimos hacerlo un producto adicional”, cuenta Madrid, CTO de la compañía. Entre sus clientes se encuentran el Buró de Crédito o la Federación de Colegios de Valuadores.

  4. Isbit, la empresa que se financió con bitcoin

    Apuesta.
    Apuesta. Víctor González, Daniel Luévano, Fernanda Avilés, el equipo de Isbit en México, y Sebastián Acosta, su fundador y CEO. (Foto: Jesús Almazán)

    Isbit es el cuarto emprendimiento de Sebastián Acosta y, para financiarlo, no ha levantado, como otras start-ups del sector, una ronda de inversión. El joven de 27 años decidió demostrar con su propia experiencia que las criptomonedas pueden dar retornos: los 9 millones de pesos que destinó para el financiamiento de la empresa los obtuvo al administrar su portafolio personal. “Compré algunas criptomonedas baratas, luego las vendí y con eso financié”, explica.

    Acosta fundó a inicios de 2016 esta plataforma de exchange para comprar y vender bitcoins y litecoins a empresas con actividades de comercio exterior, compañías de remesas, instituciones del sistema financiero mexicano y personas físicas, que, actualmente, representan 95% de su portafolio de clientes.

    La empresa era la respuesta a la demanda de los clientes que el emprendedor ya tenía con una compañía anterior, Ispos, un sistema de punto de venta que permite a dueños de negocios –como tiendas de conveniencia, papelerías o ferreterías– gestionar las operaciones con herramientas tecnológicas de contabilidad. El negocio, creado en 2014, avanzaba, sin embargo, los usuarios comenzaron a solicitar que, entre los servicios, se incluyera la opción de aceptar pagos con criptomonedas. Acosta aceptó el reto.

    Durante un año, el equipo integrado por ocho personas trabajó en la investigación y desarrollo de la plataforma, la implementación de sistemas de seguridad y la integración con los bancos para que los usuarios puedan depositar y retirar su dinero en tiempo real.

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    “En Isbit encontré la convergencia de diferentes pasiones: la criptografía, la inteligencia artificial y las finanzas”, afirma Acosta, fundador y CEO de la compañía, que ha atendido a más de 2,000 usuarios y cuyo modelo de negocio es cobrar una comisión de hasta 1% por cada transacción realizada.

    Hoy, la actividad de trading que permitió iniciar la empresa continúa, ahora a través de Isbit Capital. El CEO asegura que la administración de esta área se maneja de manera independiente de la plataforma de exchange. “Es un tema que puede ser considerado controvertido, pero es necesario el hecho de que cuando estamos creando un nuevo mercado y no hay oferta y demanda, tú tienes que brindar liquidez al mercado”.

    Amanda Jacobson, gerente de la organización de emprendimiento Village Capital en América Latina, considera que esta forma de financiamiento es válida, siempre que ambos lados del negocio se mantengan claramente separados. “Con que lo hagan de una forma responsable y que los emprendedores no se distraigan de su negocio, lo veo como una forma de estar aún más metido en este sector y entender, de una manera más profunda, las tendencias y las oportunidades”, agrega la especialista.

    En los próximos meses, la empresa planea integrar nuevas monedas a su plataforma de exchange, así como asociarse con diferentes actores para crear franquicias de Isbit en Reino Unido, India y Francia. “Nos enfocaremos en mejorar lo que estamos haciendo, escalarlo y replicarlo”, anticipa el fundador.

    NOTA DEL EDITOR: Este texto se publicó en la edición 1227 de la revista Expansión.

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