4 historias de start-ups en su búsqueda de financiamiento
CIUDAD DE MÉXICO (Expansión).- A la puerta de MD Partners tocan cada vez más emprendedores. De las 20 empresas emergentes que tiene entre sus clientes la firma de inteligencia financiera, que prepara las start-ups para levantar capital con fondos de inversión, al menos la mitad llegaron este año, afirma Diego Rodríguez, socio de la compañía. “Hay un gran avance en cuanto a la oferta de fondos y de dinero para venture capital, nunca hubo tanto disponible”, dice el abogado.
Entre 2009 y septiembre de 2018 se realizaron 973 transacciones, equivalentes a poco más de 1,000 millones de dólares, según cifras de la Asociación Mexicana de Capital Privado (Amexcap). El 91% de esas operaciones se concretaron en los últimos cinco años. “Es un momento único, se ha vuelto más sencillo comprender cómo funcionan los fondos de inversión y los emprendedores”, comenta Salvador Hernández, socio de Estrategia y Operaciones de la consultora Deloitte.
Hay más fondos y dinero, pero los emprendedores siguen enfrentando el reto de convencer a los inversionistas de que su proyecto es rentable, escalable y ejecutado por un equipo experimentado. Les exigen métricas en medio de una ronda que puede alargarse tanto que los obliga a buscar capital de forma paralela.
“Comienzan a tomarte en cuenta cuando ven mucha tracción, cuando empiezas a crecer a un ritmo exponencial mes a mes. Y, para lograrlo, necesitas invertir dinero, que es justamente lo que requieres levantar”, comenta Jordi Greenham, CEO de Homie, una plataforma que agiliza la renta de departamentos en 48 horas.
En 2018, fondos internacionales como Holtzbrinck Ventures (que ha invertido en Cabify, Delivery Hero o Linio), Sequoia Capital (Apple, Cisco, Rappi) y Arc Labs, creado en Estados Unidos en enero pasado, volvieron a invertir en start-ups mexicanas o lo hicieron por primera vez, empujando los tickets de inversión. Del total de transacciones registradas hasta septiembre, 18 estaban por encima de 1.5 MDD, más del doble del ticket promedio de ese año, estimado en 722,000 dólares por la Amexcap.
Convencerlos de apostar por mercados como el mexicano es una tarea ardua, como comprobó Linda Chew, jefa de Finanzas de Payjoy, una compañía con sede en Silicon Valley que financia la compra de celulares a la población de escasos recursos de países emergentes. “Es difícil convencer al inversionista que no está familiarizado con México de que no existe un riesgo más allá de lo normal en operaciones de este tipo”, señala Chew, quien debía contestar a preguntas sobre el mercado, la gravedad del acceso al crédito o la rentabilidad del servicio.
Turbulencias en el ecosistema, como el presunto fraude cometido por la start-up de videojuegos educativos Yogome, en octubre pasado, prolongaron algunos cierres de rondas para que los fondos hicieran con lupa los due diligence, reconocen algunos emprendedores, quienes, sin embargo, lograron concretar sus operaciones.
“El due diligence ha sido más minucioso en los fundamentos, más precisos y más largos. De ser más fluidos, se volvieron más lentos porque los inversionistas piden más información”, comenta Miguel Ángel Velarde, CEO de Thincrs, una plataforma de entrenamientos de talento tecnológico.
Lograr que inviertan en México puede ser tan arduo como encontrar el fondo que acepte liderar la ronda. “Algunos nos dicen que sí les interesa participar, pero cuando encontremos un líder. Hay pocos que toman esa batuta”, indica Rodríguez.
Encontrar al líder
Ignacio Guglielmetti y Olga Zambrano habían cofundado, levantado capital y vendido Sinimanes en Argentina, que fue adquirida por la alemana Delivery Hero, en junio de 2014. Esa salida mostraba su desempeño como emprendedores, pero no fue suficiente para generar la confianza de los inversionistas en su siguiente emprendimiento, Cuidamimascota.com, una plataforma que conecta cuidadores de animales con sus dueños, para la que requerían levantar 400,000 dólares en 2017.
Los fondos pedían a un inversionista líder que pusiera los términos de la ronda. La start-up, creada en septiembre de 2015 en México, tenía un crecimiento mensual de 15%. “Pero había dudas. Los inversionistas prefieren ver a alguien que sabe más o que vio algo distinto en la empresa y eso les da confianza”, dice Guglielmetti.
Gracias a su red de contactos llegó con Social Capital, un fondo con sede en Silicon Valley, que aceptó liderar la ronda, que cerró en noviembre de 2017. “Le gustaron mucho nuestras métricas, como la retención de usuarios”. Tras este éxito, ahora la start-up busca 1.5 MDD en una nueva ronda.
Dinero llama a dinero
Una ronda de inversión por 1.3 MDD que Jordi Greenham calculó tomaría los primeros tres meses de 2018, se prolongó hasta octubre. El cofundador y CEO de Homie debía demostrar la tracción y el potencial del negocio.“Nuestro desafío era tener números sólidos sin una gran inversión detrás”, explica.
Tuvo que conseguir capital intermedio con un inversionista ángel mientras concluía la ronda, que cerró con el Fondo de la Alianza del Pacífico. “La experiencia nos dejó que se debe comenzar con bastante anticipación, tener una buena planeación, prevención y buscar el mayor crecimiento posible”, dice.
Temor al mercado
Para cerrar su última ronda por 20 MDD de deuda con Arc Labs, en noviembre de 2018, Payjoy requirió dos cosas: muchos datos y poder de convencimiento. Desde la sede de Silicon Valley, Linda Chew, su directora de Finanzas, debía convencer a inversionistas internacionales de que México es un buen país para invertir.
“El reto más grande ha sido encontrar el fondo que crea en el modelo y que esté acostumbrado a analizar los riesgos en mercados emergentes”, comenta. “Aprendimos que el due diligence lo tienes que hacer tú para que, cuando sea el momento, presentes algo que sabes que es lo que ellos quieren ver”.
En compañía
En 10 años, eFactor, una empresa de factoraje digital, no había recurrido a los fondos de inversión. En junio de 2018, se estrenó con una ronda por 10 MDD con Corporación Financiera Internacional (IFC) y el fondo Dalus Capital.
“Fue un proceso de más de dos años, ya que, además, había que ponerse de acuerdo con las bases de inversión de las tres partes”, recuerda Eduardo Valero, consejero general y director del Departamento Jurídico. “Algo que ya no haríamos es detenernos en el análisis exhaustivo de ciertos compromisos, que se resuelven de una manera natural. Eso le dará mayor fluidez a futuros procesos”, finaliza.
NOTA DEL EDITOR: Este reportaje fue publicado en la edición de enero de la revista Expansión (1249)