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3 lecciones que el fondo Itera Capital aprendió al invertir en start-ups

En una industria en la que es común resaltar las historias de éxito, esta firma muestra que los errores dejan aprendizajes y refuerzan la confianza de sus inversionistas.
lun 14 enero 2019 02:36 PM
Apuesta por startups.
El fondo Itera Capital levantó en diciembre de 2018 un tercer fondo por 60 millones de pesos, con el que invertirá en ocho o diez empresas.

CIUDAD DE MÉXICO (Expansión).- Una empresa vendida, otra quebrada y una más que será relanzada. En sólo un año, Pablo Morayta, cofundador del fondo de capital semilla Itera Capital (antes CyC Capital), ha visto los extremos de su portafolio de start-ups a las que incuba, invierte y acelera. En una industria en la que es común resaltar las historias de éxito, el empresario muestra que los errores dejan lecciones y refuerzan la confianza de sus inversionistas.

Itera Capital nació en 2015 con recursos de inversionistas privados y family offices. Morayta, especialista en finanzas y quien antes cofundó el coworking CoLabora, levantó dos fondos por ocho millones de pesos que invirtió en siete start-ups de diferentes sectores. “La industria del venture capital no ha tenido retornos constantes, por eso los fondos procuran tener estrategias de inversión innovadoras o diversificadas”, explica Didier Quiroz, venture partner de la aceleradora 500 Startups y jefe de Inversiones en América Latina.

Los especialistas coinciden en que los fondos pueden no ser especializados, pero sí muy buenos entendiendo a las empresas. Algo que sabe hacer muy bien Itera Capital con las start-ups, afirma Eugenio Riveroll, fundador y CEO de la empresa de big data y movilidad SinTráfico, que levantó capital del fondo en julio de 2015. “Su equipo ayuda en cosas del día a día como prospectar y hacer llamadas a clientes. Se mete hasta la cocina no para cambiar los ingredientes, sino para ordenar los platos”, agrega.

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El fondo también ha invertido en start-ups de retail, fintech, comercio electrónico y educación. Pero han sido tres compañías las que le han dejado grandes lecciones: Matcha Kaori, distribuidora de té artesanal; Tenoli, start-up especializada en elevar la productividad de las tiendas de abarrotes, y Printoo, aplicación para solicitar la impresión y envío de fotos desde el celular.

“Hemos tenido buenos resultados y también malos que te pican y hacen que no quieras volver a sentir igual nunca. Pero son parte del aprendizaje y la razón por la que sigo aquí”, comenta Morayta, quien en diciembre de 2018 levantó un tercer fondo por 60 millones de pesos, con los que planea invertir en ocho start-ups. La búsqueda iniciará este mes de enero.

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Las lecciones

1. Involucrarse

Matcha Kaori se unió al portafolio de Itera Capital en 2016. La empresa, fundada por Liliana Díaz en 2013, importa tés artesanales de Japón que vende en diferentes presentaciones. Para acelerar su crecimiento, el fondo le ayudó a crear un gobierno corporativo, una estrategia comercial y un plan de ventas. Además, la acercó con su cartera de contactos. “Cerraron importantes contratos con ellos”, indica Morayta.

El resultado de dos años de trabajo fue un incremento de 300% ventas. El té se vende en tiendas departamentales y de autoservicio, como Palacio de Hierro, Chedraui y Fresko, entre otros puntos de venta en 38 ciudades del país. En julio de 2018, el fondo vendió su participación a un jugador del mismo mercado. “El retorno fue 3.5 veces mayor a la inversión que hicimos. Fue alto considerando que fueron dos años. También alcanzamos 85% de Tasa Interna de Retorno (TIR), que es superior al promedio, que es de 30%”, indica el cofundador.

La lección. De este caso, Morayta extrae como experiencia el invertir en empresas que cubran una necesidad de mercados de nicho, como el té. “El producto, la forma en cómo lo venden y el branding era algo que la gente quería”, expone el inversionista, quien volvería a invertir en este tipo de compañías. “Para el tercer fondo estamos buscando start-ups como Matcha”.

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2. Ser cautos

La quiebra de Tenoli fue una mala experiencia para el fondo. La start-up, creada en mayo de 2014 por Thomas Ricolfi, Rodrigo Sánchez y Nicolás Carayon, formó una red de 3,000 tiendas de barrio en la Ciudad de México. A los dueños de estos negocios, los emprendedores les daban capacitación empresarial y les vendían productos -como aceite, pan y jabón- a precios más bajos.

El modelo ayudaba a las tiendas a sobrevivir, pero sus márgenes de ganancia eran muy bajos y requería de mucho capital para seguir creciendo, comenta Morayta. “Era un equipo muy preparado, hicieron muy buena labor, pero no pudieron levantar el capital. Algunos fondos habían tenido malas experiencias con esquemas similares”, agrega. Finalmente, los emprendedores tomaron la decisión de cerrar la empresa a finales de 2018.

La lección. El director de Itera Capital no comparte el monto de la inversión en Tenoli, sin embargo, afirma que esta operación le mostró que debe tener cautela al invertir en empresas cuyo éxito depende de levantar constantemente capital o deuda para operar. “Es importante medir el riesgo, los momentos del mercado, qué tanta oferta de capital habrá a lo largo de la vida de la empresa”, expone el inversionista. “Se debe encontrar el punto medio entre el capital que requiere la compañía y el apetito de los fondos por este tipo de modelos de negocios”.

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3. Afinar la selección del jinete

José Miguel Sainz y Luis Redondo crearon Printoo en 2014. La aplicación permitía a los usuarios seleccionar fotos desde la cámara o redes sociales, solicitar la impresión y programar el envío a su domicilio. En dos años, señala Morayta, la empresa despachó más de un millón de fotografías a 45,000 usuarios, hasta que en mayo de 2016 dejó de operar debido a problemas de los emprendedores.

“Para nosotros fue un tema muy fuerte. Dejaron la empresa por problemas personales cuando lo único que ésta hacía era crecer”, expone el inversionista. El fondo hizo las gestiones legales para continuar con la empresa, reunió el capital y a un nuevo equipo administrativo. “Desde hace seis meses estamos trabajando para eso. En febrero de este año relanzamos”, confía el empresario.

La lección. El 95% del éxito de una empresa recae en los fundadores, subraya el directivo del fondo. “Para nosotros es importante revisar los procesos y tomar más tiempo para escoger al emprendedor, saber cuáles son sus debilidades y fortalezas para poder complementarlos”, indica.

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