Todo inició para Deborah Dana con videos cortos con recetas de cocina hace 10 años. Su primer emprendimiento, Kiwilimón pronto se volvió una de las principales plataformas de tutoriales de cocina y cuando llegó a su madurez, lo dejó a cargo de un director general, para seguir su camino. Su siguiente objetivo fue entrar de fondo al ecosistema de emprendimiento, pero ahí descubrió un nicho de mercado desatendido, el de las mujeres emprendedoras. De ahí nació lo que hoy es Canasta Rosa.
El marketplace de las emprendedoras mexicanas
La plataforma Canasta Rosa nació en mayo de 2018 como un marketplace enfocado en emprendimientos de mujeres y productos artesanales. Su lanzamiento se dio con 13 tiendas y desde entonces, la plataforma ha crecido de forma exponencial. A la fecha, Canasta Rosa cuenta con 3,000 tiendas y sus ventas se han crecido 590% desde su lanzamiento.
Para Dana, Canasta Rosa no es solo un marketplace en que se abren tiendas sin más. Su objetivo es brindar asesoría e impulsar emprendimientos, a la vez que buscan atraer tanto a artesanas, cocineras con cocinas fantasma y, en el futuro, a productoras indígenas para ofrecerles una plataforma de comercio justo.
La solución
De las emprendedoras que producen algún artículo o venden alimentos, solo el 10% podía hacerlo en línea. “Sabíamos que la necesidad existía, pero no entendíamos al 100% por qué”, dice Dana.
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“Entendíamos que un gran porcentaje de estos micro emprendedores que no se estaban subiendo a estas plataformas eran mujeres, y hoy lo reconfirmamos con que el 94% de las tiendas son de mujeres”, explica.
Lo que sucedió durante el desarrollo de la plataforma fue poner a los vendedores al centro y crear una plataforma con características que permite a las personas montarse a ella y vender, cuando les es imposible vender en otras de mayor tamaño como Amazon, Etsy o Mercado Libre.
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El enfoque siempre fue hacia la mujer emprendedora, y todo lo que puede impactar en su entorno, desde sus hijos y las personas a su cuidado, pues esto tiene un impacto económico, al ser un ingreso adicional, relata.
Para lanzar Canasta Rosa, Dana identificó 30 marcas en Instagram ubicadas en la Ciudad de México, que hicieran productos artesanales de alta calidad y que tuvieran un buen alcance. Así, el emprendimiento arrancó con Capricho, Joyería de Ellas y Rock Desings, entre otras, en 2018.
El modelo
Para que el negocio fuera exitoso para emprendedoras, había que entender cómo funcionaba un micro emprendimiento y las dificultades que encontraban para montarse en otras plataformas de mayor tamaño. También consistía en saber a qué emprendedoras atraer.
Dana explica que su modelo de negocio está enfocado en fortalecer esto por diferentes aristas: logística, control de inventarios, capacitación, y apoyo financiero y fiscal.
La logística es una de los mayores diferenciadores de Canasta Rosa. La empresa trabaja los envíos nacionales con DHL y la exprés con motocicletas y autos. “Había productores con artículos o productos delicados que no podían estar en tránsito o una bodega, con nosotros sí pueden estar”, dice Dana.
Otro diferenciador es que, al abrir una tienda, la productora pone todas las reglas en ella, desde tiempos de elaboración y horarios para tomar pedidos. “A diferencia de otras plataformas, no tienen que tener inventario, esto es una de las cosas que más les preocupaba a los comerciantes, porque tenían que pronosticar ventas y tener inventario y a esas escalas no es algo real”, explica.
Otra barrera para los micro emprendedores era la formalidad en la parte bancaria y de fiscalización. En Canasta Rosa, las tiendas se abren sin estos requisitos y es a partir de la primera venta cuando el equipo de la plataforma ayuda a las emprendedoras a bancarizarse e, incluso, da asesoría para temas fiscales y entender qué productos pagan o no IVA, por ejemplo. “Todas estas cosas se fueron dando, sabíamos que por algo no vendían, y fue poco a poco que fuimos entendiendo a detalle qué pasaba”, explica.
No todas las emprendedoras en la plataforma llegaron por sí mismas. Canasta Rosa buscó a emprendimientos como La Rosenda, cocina fantasma (negocio que no cuenta con restaurante, solo el servicio de cocina) responsable del famoso pastel de Conejito, uno de sus mayores casos de éxito. Dana explica que tener microinfluencers ha sido una estrategia exitosa para atraer a otras emprendedoras de segmentos similares.
La emprendedora
Dana arrancó con Kiwilimón hace 11 años. La plataforma era de las primeras en comenzar a hacer videos cortos con recetas de cocina innovadoras y sencillas, enfocadas en el público millennial. La emprendedora levantó capital y nombró un director general, y dejó la operación en manos de alguien más.
Esto le dio la oportunidad de seguir enfocada al emprendimiento, pero desde un fondo de inversión. Entró a Soldiers Field Angels, un fondo de venture capital mexicano. Entonces había pocas mujeres manejando fondos de venture capital, así que Dana se enfocó en apoyar a mujeres.
“Creamos un network entre las que éramos mujeres en fondos y tratábamos de apoyar a cualquier mujer emprendedora. Muchas veces me tocó dar mentorías, platicas y empecé a ver cómo había una tendencia de estos microemprendedores con ideas muy padres, pero que se quedaban micro por diversas razones”, recuerda.
Ese fue uno de los primeros pasos para arrancar lo que hoy es Canasta Rosa. Ahí, Dana encontró que estos micro emprendimientos sí tenían demanda, en particular porque los consumidores estaban más ávidos por productos artesanales, lo cual era difícil de encontrar y comprar.
Dana recuerda que los aprendizajes que tuvo con Kiwilimón fueron fundamentales para tomar la decisión de lanzar Canasta Rosa. Uno de los retos que encontró con su socia en su primer emprendimiento era el tema tecnológico, algo que en algunas ocasiones las frenó, e identificó que esto mismo sucedía con otras emprendedoras.
Esto dio paso al arranque de la plataforma, pero también a considerar a detalle su modelo de negocio en que todo está desarrollado en casa y con expertos que vienen de otras plataformas. Su desarrollador es quien hizo Kiwilimón, y quién está a cargo de la logística y distribución, es su hermano, quien trabajó en empresas de paquetería antes.
Retos y oportunidades
La plataforma comenzó a buscar capital en marzo pasado. Dana sabía por experiencia que debía buscar con fondos internacionales, de modo que no se castigara la valuación. Su estrategia dio resultado y Canasta Rosa cerró su ronda de financiamiento Serie A por 3 millones de dólares. La ronda estuvo liderada en Elevar Equity, que tiene una inversión similar en India.
Los recursos estarán dirigidos al crecimiento de la plataforma, en particular para lanzar una aplicación, y ampliar su cobertura. También se buscará lanzar nuevas soluciones para las emprendedoras, como un marketplace de fintech, en que no solo se bancarizará a las emprendedoras, sino también opciones de financiamiento. De igual modo, opciones de marketing y otras estrategias que puedan ayudar a crecer a las emprendedoras y llegar a más consumidores.
El objetivo de Canasta Rosa es cerrar una nueva ronda de financiamiento en los próximos 18 meses para continuar su expansión. El objetivo son 10 millones de dólares. “Nuestra idea es consolidar México y abrir cuatro países más de Latinoamérica y abrir el mercado de compra en Estados Unidos y Europa, donde pueden pagar mucho más por estos productos. Nuestra meta a cinco años es tener un millón de vendedores en la plataforma”.
Con parte de los recursos ampliarán el equipo, en particular quienes trabajan con los emprendedores, pues ya están en platicas con los gobierno de algunos estados para integrar a artesanos indígenas a su plataforma. Dana destaca que buscan ser un maketplace para estos artesanos, de modo que ellos decidan el precio de sus artículos sin intermediarios, y pagando solo la comisión de la plataforma.