Estas son las razones por las que una empresa se sale de la Bolsa
Las causas por las que una empresa deja de cotizar en la Bolsa de valores pueden ser muchas, pero las más comunes son solo dos: una adquisición o la quiebra.
Que una firma deje de cotizar en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) no necesariamente quiere decir que ‘saque’ sus acciones de la Bolsa. Eso depende de la razón por la que deja de cotizar.
Por ejemplo, está el caso de una adquisición, como en los recientes anuncios de que la española OHL y el fondo IFM Global Infrastructure comprarán las acciones de OHL México, y de que Gruma va a adquirir la parte que le falta de Maseca. En ellos, las acciones de las empresas adquiridas serán retiradas de la BMV y del Registro Nacional de Valores (RNV) de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV).
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Los nuevos accionistas deslistan a las firmas porque prefieren quedarse con todo el capital, explicó Gerardo Copca, analista de MetAnálisis. Para ello, primero que nada dan el anuncio y mandan una oferta pública de compra de acciones, para que el gran público inversionista venda sus acciones. De acuerdo con el analista, el proceso puede llevar entre tres y seis meses.
Además, en el caso de quiebra o entrada en concurso mercantil, las acciones simplemente dejan de cotizar, pero la compañía se mantiene inscrita en el RNV, por lo que en cualquier momento puede regresar a cotizar. Eso no sucede cuando se salen del RNV.
En este caso se encontraron las vivienderas en 2013 y 2014, y es una posibilidad que ahora ronda a la constructora ICA.
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“Si una empresa tiene una situación financiera difícil y entra a concurso mercantil, lo que hace la Bolsa para evitar especulación y movimientos drásticos en el precio es suspender la acción mientras termina su proceso de reestructura. Una vez que termina, vuelve a cotizar a un precio determinado por el mercado”, dijo Copca.
Una firma también puede dejar de cotizar porque su capital se encuentra concentrado en un pequeño grupo de accionistas, lo que hace que tenga poco movimiento en el mercado y que no alcance los niveles que la Bolsa le pide para estar cotizando, que es mantener colocado por lo menos 12% de su capital.
Y la otra situación, "pero que casi no pasa", explicó Copca, es que a los accionistas ya no les interese financiarse a través de la Bolsa porque tienen recursos suficientes.
¿Y los accionistas?
El hecho de que se desliste una empresa no quiere decir que las acciones pierdan valor, si no es por quiebra. En el caso de la compra de la empresa, se hace una oferta pública para adquirir esas acciones que están en manos del gran público inversionista, y de no venderlas, el accionista se convierte en un accionista ‘directo’ de la empresa.
La ventaja de no vender la acción es que, si la empresa otorga dividendos, tiene la obligación de pagarlos al inversionista. Lo malo es que las acciones pierden liquidez y ya no son tan fáciles de vender.
“Si quieres que alguien te compre las acciones, muy probablemente no encuentres quién hasta que la empresa vaya haciendo pequeñas ofertas de recompra a precios distintos, pero te arriesgas a que tengas una serie de acciones muy pequeñas que ni siquiera tengan participación en el consejo y se conviertan en algo irrelevante, sobre todo si no pagan dividendos”, comentó Juan Carlos Minero, director de inversiones de Black Wallstreet Capital.
En el caso de que una empresa se vaya a concurso mercantil, las acciones pasan a valer cero, aunque puede ser que el día de mañana la empresa regrese a cotizar con acciones de la misma serie o de una serie diferente.