La 'Pepe Grillo' de Coppel
"No soy muy de pose, prefiero las fotos al natural, creo que son más auténticas”, dice Teresa Cabrera, directora nacional jurídica de Grupo Coppel.
Y es verdad: a la ejecutiva le cuesta trabajo ponerse delante de la cámara en la sesión para esta revista, se nota su incomodidad ante el objetivo, pues afirma que no está acostumbrada a ello. Tampoco lo hace en su trabajo como líder de los esfuerzos de la compañía mexicana en materia de gobierno corporativo, transparencia y relaciones institucionales. “Es un área en donde no hay lugar para poses”, dice la directiva.
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Cabrera entró a trabajar en la compañía hace 17 años, mientras aún cursaba la maestría en Derecho Corporativo en Guadalajara. Empezó como gestora en el área de cobranza y después de ocupar varias posiciones regionales durante seis años, la eligieron para dirigir el área jurídica.
Allí, es una especie de 'Pepe Grillo' para la organización: por un lado, define las pautas de conducta que deben seguir todos los empleados frente a otros colaboradores, autoridades, proveedores y clientes, a fin de prevenir cualquier conducta ilícita; y por el otro, es la responsable de identificar todos los cambios regulatorios para garantizar su cumplimiento. “Si no tuviéramos este marco, sin duda, no seríamos una empresa exitosa”, dice Cabrera.
Cuando llegó a la organización, Grupo Coppel se abría paso en la industria del retail y el área legal era mucho más pequeña, con apenas cinco personas concentradas en temas de cumplimiento regulatorio. Pero conforme se fueron sumando otras unidades de negocio, como la Afore, en 2006, y el banco, un año después, la empresa mexicana enfrentó nuevos retos en materia de gobierno corporativo y transparencia. Entonces surgió la necesidad de desarrollar un equipo jurídico más grande.
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Cabrera fue la elegida para darle forma. Lo primero que hizo, según cuenta, fue sumergirse en cada uno de los negocios de la compañía, definir el marco regulatorio en el que se circunscribían y mapear a los actores relevantes con los que había que tratar. Luego se enfocó en el compliance (transparencia y cumplimiento regulatorio), con el fin de asegurar que las operaciones del grupo se atuvieran a las normas internas y externas, y evitar malas prácticas, como lavado de dinero en el banco. El área que dirige la forman hoy 90 colaboradores.
Además, tras consolidar un gobierno corporativo entre todas las empresas que integran el grupo, su mayor reto fue internalizar una cultura corporativa que también impregnara a sus socios y proveedores. “Hemos promovido el conocimiento y difusión permanente de la misión, visión, valores y políticas de la empresa en todos los ámbitos de negocio”, dice.
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Ahora, esta abogada, que en su tiempo libre practica yoga y es asidua a los talleres de lectura que organiza Grupo Coppel entre sus directivos —“recién terminamos el de filosofía y ahora estamos empezando uno de historia”, cuenta—, enfrenta nuevos retos. Entre otras cosas, está enfocada en mejorar la relación con todas las autoridades y entes regulatorios, para lo cual inició, hace cuatro meses, una certificación ‘antisoborno’ que, aunque es un proceso “muy laborioso”, permitirá a la compañía reforzar los protocolos en la materia.
“La única forma en que una compañía puede reducir el riesgo de verse involucrada en un ilícito es establecer controles, seguir los protocolos y documentar todo”, dice Guillermo Larrea, especialista en temas de gobierno corporativo y prácticas anticorrupción del despacho Jones Day.
Cabrera destaca que la compañía ya tiene instaurada una cultura del cumplimiento, pero añade que es una tarea que no termina nunca. “No puedes bajar la guardia porque esto vive una constante actualización. No nos podemos confiar”.
