Ienova, el otro ganador de la reforma energética
Las alertas críticas por la escasez de gas natural en México, en 2011 y 2012, pusieron en aprietos a varias empresas industriales, que tuvieron que parar sus plantas durante días debido a la falta de combustible. Esa crisis impulsó la licitación de una nueva red de gasoductos, de los que ya entraron en operaciones cerca de 3,800 kilómetros, y a los que en los próximos años se sumarán otros 3,706 kilómetros.
En esta situación, IEnova, la filial de la firma estadounidense de gas natural Sempra Energy, se posicionó como una de las mayores beneficiadas por la reforma energética.
Más allá de la actividad que ha recibido todos los focos —la exploración y producción de petróleo—, surgieron otros negocios que esta firma supo aprovechar. “Desde 2014, los activos de la compañía han crecido de 3,000 a 8,000 millones de dólares, manteniendo retornos atractivos. La reforma energética ha abierto más oportunidades de inversión para IEnova”, asegura Carlos Ruiz Sacristán, presidente y director general de la empresa.
Sin embargo, la llave del gas ya comenzó a cerrarse. “México ya no tiene tantos proyectos, ya construyó la columna vertebral de los gasoductos importantes”, dice Pablo Monsiváis, analista de Barclays.
De hecho, IEnova construye junto a TransCanada la última gran expansión planeada para este sector: el gasoducto marino que conectará por mar a Texas, Estados Unidos, con Tuxpan, Veracruz, con una inversión de 2,000 millones de dólares.
Por ello, la compañía busca ahora otras opciones de crecimiento, y planea montarse en la siguiente alerta roja del sector energético: el abasto de combustibles.
Desde que el suministro de gasolina falló en algunas entidades del país a inicios de 2017, con las protestas sociales por la subida de precios al consumidor, el gobierno ha trabajado en una nueva política para elevar la capacidad de almacenamiento a 10 días de independencia para 2025, desde los tres días actuales. Los expertos esperan que IEnova se convierta en uno de los grandes jugadores de este segmento.
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“Con esto se podría esperar que, para el 2025, el sector de combustibles supere los 10,000 millones de dólares de inversiones”, comenta Roberto Andrade, analista de Interacciones Casa de Bolsa. “Es importante destacar que la compañía ha tenido excelentes resultados en los últimos meses en el segmento de combustibles, como gasolina y diésel, y que está tomando una posición de liderazgo en México”, añade Alejandro Chavelas, analista de Actinver.
El mercado ha premiado este rendimiento. Desde que se aprobó la reforma energética, y hasta marzo de 2017, las acciones de IEnova en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) casi se duplicaron, al pasar de 56 a 90 pesos. Desde entonces, sin embargo, han caído a cerca de 80 pesos, por la incertidumbre de que el próximo gobierno de Andrés Manuel López Obrador provoque cambios sustanciales en el modelo energético actual, explican varios analistas.
Favorita en Bolsa
Pero IEnova mantiene su apuesta por el país, y en los últimos meses ha anunciado importantes proyectos de infraestructura para almacenar gasolina y diésel en el Valle de México, Puebla, Veracruz y Baja California. También tiene contratos con grandes refinadores de Estados Unidos, como Chevron y Valero, que a su vez han entrado al mercado de las gasolineras en México. Hoy esas marcas dependen del suministro de Pemex, y la idea de IEnova es darles una alternativa.
“México tiene que invertir muchísimo en mejorar y aumentar su capacidad, y las empresas como Valero o Chevron necesitan de esa infraestructura. Ahí, IEnova es su socio perfecto”, apunta Monsiváis.
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El otro nuevo segmento donde la empresa ve potencial son los proyectos de parques solares, como los que ya desarrolla para suministrar electricidad a firmas como Liverpool y DeAcero. “Hay enormes oportunidades para el desarrollo de energías limpias, y hemos incrementado considerablemente nuestra cartera de activos de fuentes renovables”, cuenta Ruiz Sacristán.
Además, los especialistas esperan que IEnova pueda conseguir proyectos para la construcción de infraestructura de almacenamiento de gas natural —una idea que está en el tintero de la Secretaría de Energía—; para el despliegue de líneas de interconexión eléctrica, como la que conectará Baja California con el resto del país, y para la edificación de plantas de energía renovables.
Con todo ello, el consenso de los analistas anticipa que las acciones de la compañía volverán a superar los 100 pesos este año. Ruiz Sacristán también es optimista. “Seguiremos ejecutando una estrategia de crecimiento basada en la expansión y la diversificación de nuestro portafolio —dice—. Ahora mismo, estamos diseñando y construyendo proyectos de infraestructura que suman casi 2,000 millones de pesos, y que entrarán en operaciones hacia 2020”.
