Del boom de la vivienda a la quiebra: así fue la vida de Geo
En la década de los 70, nació la que sería una de las mayores desarrolladoras de vivienda social de México: Geo. La empresa cimentó el camino para las vivienderas que nacieron en años siguientes, y con quienes compartió el boom del sector de la década pasada. Con el desplome de la industria de 2013, la empresa que fundaron Luis Orvañanos y sus socios sobrevivió un concurso mercantil, pero no le bastó para retomar su crecimiento. El 8 de marzo anunció su quiebra definitiva.
La empresa fue fundada en 1973 en la Ciudad de México, Llegó a producir, en sus primeros años de vida, cerca de 3,000 viviendas al año, y se puso como meta llegar a 15,000 unidades a mediados de los 90. La superó por mucho, y con el fuerte impulso que vivió la vivienda en México entre 2000 y 2012, Geo se convirtió en líder del sector, al construir alrededor de 55,000 casas anuales en 2012 y obtener ingresos aquel año por 19,000 millones de pesos.
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Sin embargo, desde los 90 ya tenía problemas que la persiguieron hasta su disolución: su elevado endeudamiento. En 2012, sus pasivos representaron el 54% de su capital.
Ese endeudamiento y el cambio en la política federal de vivienda pusieron en jaque al sector. El objetivo de la administración de Enrique Peña Nieto fue impulsar el desarrollo vertical (edificios) y dentro de las ciudades, en detrimento de la vivienda que ya producían en masa en la periferia Geo, Urbi, Homex, Sare y Ara, entre los mayores participantes del mercado.
Geo y algunas de estas empresas tenían una gran reserva territorial, pero estaba fuera de los polígonos en los que se tenía permitido construir. Por ello, la empresa redujo su ritmo de producción: sus ventas cayeron y pronto dejó de cumplir con sus obligaciones financieras.
En abril de 2014, Geo entró en concurso mercantil. Salió de este proceso en 2015, gracias a la capitalización de sus acreedores: llegó a un acuerdo para reestructurar 29,000 millones de pesos y recibió una capitalización por 3,500 millones por parte de Banorte y otros nuevos socios. La participación de Luis Orvañanos quedó reducida a nada, y el 71% de la firma pasó a manos de Banorte.
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Tras salir del proceso, Geo buscó retomar los proyectos que dejó inconclusos al iniciar la reestructura, pero no le fue sencillo. En su primer año no logró cumplir con lo prometido a sus accionistas: la proyección era retomar más de 30 proyectos, pero solo logró reactivar 21.
Entre 2015 y 2017, sus ingresos cayeron 2% y la pérdida neta aumentó 16 veces. Estos resultados encendieron las alertas de sus accionistas, auditores y acreedores en 2018. A esto se sumaron, en junio, procedimientos mercantiles por parte de Banorte, por el incumplimiento del plan de desarrollo, urbanización y venta de casas de un portafolio valuado en 2,888 millones de pesos.
La empresa estaba de vuelta en una crisis de deuda y demandas, y no logró superarla. Así desapareció uno de los principales veteranos del sector.