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100 días de infraestructura "de relumbrón", pero "escueta"

A falta del Plan Nacional de Infraestructura, el gobierno se ha enfocado en una serie de proyectos 'estrella', como la refinería y el Tren Maya, que el sector considera insuficientes.
lun 11 marzo 2019 07:05 AM
Infraestructura 100 días

Por Irene Larraz y Anasella Acosta

A las dos semanas de gobierno, el 16 de diciembre, el presidente Andrés Manuel López Obrador colocó la primera piedra de la refinería Dos Bocas y del Tren Maya, dos de los megaproyectos anunciados para su sexenio. Sin un proyecto ejecutivo, sin estudios de viabilidad y sin manifestación de impacto ambiental, el mandatario echaba a andar las obras, ante la incertidumbre de empresarios e inversionistas.

Es un reflejo de cómo han sido estos 100 primeros días de López Obrador en obra pública: actos simbólicos y anuncios de grandes proyectos, pero pocas acciones concretas. Pese a ello, la administración ha ido dando sus primeros pasos, y no han sido unos pasos pequeños: en este periodo, llegó la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (Naim), la introducción de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) como un nuevo actor en el campo de la construcción, y el inicio acelerado de sus principales apuestas.

Lee aquí nuestro especial sobre 'Los 100 días de AMLO'

El plan principal es saldar una deuda histórica con los estados con mayor rezago en infraestructura. “La gente quiere esto para el sureste, porque, si vemos el mapa, podemos resumir que en los últimos 30 años el desarrollo se ha centrado en la Riviera Maya, en la punta, en Cancún, pero el resto del sureste quedó en el abandono”, dijo López Obrador.

La ruta más sensible del Tren Maya
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El sector aplaude las intenciones, pero cuestiona la ejecución. Las obras han comenzado antes de presentar siquiera un Plan Nacional que articule las prioridades de infraestructura para el país, advierte Severo López Mestre, experto en energía del despacho SMPS Legal. “Esa politización de proyectos de infraestructura es un foco rojo, porque no se está procesando la valoración de un proyecto por los cuadros técnicos”.

Para ver si una obra es necesaria, habría que contar primero con diagnósticos de las necesidades de infraestructura del país a nivel nacional y regional, añade Diana Nava, investigadora del Programa de Gasto Público de México Evalúa. “A partir de ahí, cada obra debe ser vista como un motor de desarrollo, que no solo sea un gasto, sino que genere desarrollo económico y también desarrollo social. Pero al día de hoy, no contamos con estos mapas de necesidades, y las obras tampoco están interrelacionadas ni forman parte de una estrategia de inversión”, afirma.

"Va porque va"

Los expertos en energía han cuestionado la decisión de construir una refinería, dejando atrás otras opciones de inversión más rentables y abandonando el compromiso de apostar por fuentes de energía limpias.

“México está al lado del mercado de refinación más grande del mundo”, señala Raymundo Sánchez, socio de la consultora AT Kearney. “El racional económico de la nueva refinería no me queda claro. Por tanto, me parece que es desde el punto de vista de la seguridad energética. Si lo ves desde el punto de vista de negocio, no es tan atractivo. (…) Los 8,000 millones de dólares que va a costar, que más bien va a costar como 15,000, se pueden utilizar en pozos, que tienen mucha mejor rentabilidad”, opina.

El Tren Maya tampoco está exento de polémicas. Un grupo de ambientalistas y académicos ha mostrado sus preocupaciones por el impacto que puede tener el Tren Maya sobre las Áreas Naturales Protegidas (ANP), como la de Calakmul, en Campeche, y las especies protegidas que habitan en ellas. “Y no hay un estudio costo-beneficio. Es un proyecto que asume que con la llegada de esta inversión se va a detonar el desarrollo, pero no pareciera haber una política completa, y asumir que va a llegar solo con la inversión es insuficiente”, destaca Fátima Masse, investigadora del sector ambiental en el Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco).

El presidente disipó las dudas con dos afirmaciones: “La refinería va. La vamos a construir contra viento y marea”. Y: “Les guste o no les guste a nuestros adversarios, a los fifís, a la prensa fifí, vamos a construir el Tren Maya”.

Pero el presupuesto se queda escaso. El gobierno, en su proyecto de nación, deja clara la necesidad de una inversión agresiva en infraestructura para detonar el desarrollo del país. Sin embargo, “tiene una gran limitación financiera, no hay mucho dinero en infraestructura”, dice Héctor Villarreal, director general del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP). “Vemos una serie de proyectos muy de relumbrón, como el plan del Istmo, el Tren Maya y la refinería Dos Bocas. Pero en general es un gasto en infraestructura muy escueto”.

Según este experto, “la tajada del león se la lleva la refinería, pero se supone que estamos 'descarbonizando' la economía. Ahí el gobierno debería dar una explicación que hasta ahora no existe”.

El analista Adrián Garza, de la calificadora Moody’s, comenta que los proyectos prioritarios para esta administración ya están claros, pero critica no existe un flujo continuo de obras. Y concluye: “El presupuesto refleja las carencias que se tienen en materia de planeación de largo plazo”.

Contradicciones

Antes de que terminara el año, el 27 de diciembre, López Obrador reiteró su compromiso de continuar con las obras de infraestructura en proceso, en referencia al Tren México-Toluca. “Ni modo que se dejen inconclusas, alegando que son obras que iniciaron otros gobiernos o que no están bien planeadas o que no son prioritarias o que se hicieron nada más para hacer negocios para beneficiar a compañías constructoras”, dijo en esa ocasión.

Unos días después, anunció la cancelación definitiva del Naim, argumentando, además del costo, el daño al ecosistema, pese a que este proyecto contaba con nueve manifestaciones de impacto ambiental.

Sin embargo, el proyecto de la refinería Dos Bocas comenzó con el desmonte de 230 hectáreas de manglar, sin contar con permisos y sin una manifestación de impacto ambiental, al igual que el Tren Maya.

“Mientras no realicen los estudios de evaluación, no pueden saber si se puede hacer un desarrollo sostenible, ni que confirme la viabilidad del proyecto en el plazo específico que están proponiendo. En un pequeño tramo puede haber cinco ordenamientos territoriales que se tienen que armonizar”, explica Brenda Rogel, socia del despacho Hogan Lovells y experta en temas legales en torno al medio ambiente.

Obras sin licitar

Rogelio Jiménez Pons, director del Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), anunció que las obras del Tren Maya se harán por licitación, no por adjudicación directa, ya que la obra “debe ser abierta, garantizar que sea este un juego abierto. Es una obra muy emblemática para el gobierno de la Cuarta Transformación, y tenemos que hacer muy abiertas las cosas”.

Sin embargo, en el caso de la refinería Dos Bocas no será así. La secretaria de Energía, Rocío Nahle, anunció que en marzo se harían dos contratos para la refinería, a través de invitaciones restringidas.

Con ello, se busca evitar que participen empresas vinculadas con casos de corrupción, explicó Nahle. “Será restringida, porque vamos a invitar a empresas especialistas y serias, y cuando digo serias no es porque no haya empresas así. Lo que estamos evitando son empresas internacionales que tengan antecedentes de corrupción”.

Los expertos de la industria han criticado esta falta de transparencia.

La Sedena, constructora

Otro punto controvertido, en estos 100 días, es el impulso al Ejército como constructor y administrador en el aeropuerto de Santa Lucía y en un conjunto residencial de lujo en Lomas de Chapultepec, en la capital, aunque finalmente fue cancelado por López Obrador el pasado 7 de marzo.

Lee: AMLO cancela el proyecto inmobiliario de la base militar de Santa Fe

Para Arturo Bautista, expresidente de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC) en la Ciudad de México, "asignar obra de manera directa es una mala práctica, porque termina con la competencia, que es la que trae innovación, mejores prácticas de construcción y hace que la industria crezca”.

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