Los mayores exportadores de petróleo del mundo estaban, ahora sí, listos para sacar adelante un histórico acuerdo para reducir la producción de crudo en los próximos meses. Pero habrá que esperar al menos un día más para conocer si la OPEP+ acepta la propuesta pactada por el presidente Andrés Manuel López Obrador y el presidente de Estados Unidos Donald Trump, para que México recorte solo 100,000 barriles de su plataforma, y no los 400,000 barriles que pedían las otras naciones. El país vecino absorberá 250,000 barriles adicionales a su reducción, para destrabar el acuerdo.
México pone en suspenso un acuerdo petrolero histórico
De ser aceptado, el recorte de México, que pudiera llevar la producción a los 1.68 millones de barriles según los cálculos del gobierno , implica una pequeña caída respecto a lo visto en febrero, que rondaba los 1.72 millones de barriles, y se hará con el apoyo del gobierno de Donald Trump, aunque sin especificar la manera en que se pagará este “favor”.
El gobierno mexicano puso en jaque el mayor acuerdo petrolero en la historia entre miembros del poderoso cartel de la y los mayores exportadores como Estados Unidos y Rusia para reducir la extracción de petróleo, con el fin de elevar el precio del crudo en un mercado deprimido desde hace casi un mes, por un previo desacuerdo entre las potencias para llegara estos recortes.
La Secretaría de Energía, a cargo de Rocío Nahle, se opuso al recorte de 400,000 barriles que le corresponden a México como parte de este acuerdo que pedía a todas las naciones reducir en 23% su extracción a partir de mayo, y por dos meses, para luego ir reduciendo estos recortes, y analizando la evolución del mercado.
En su conferencia matutina, López Obrador argumentó que México no podía asumir la reducción de 23% en la producción producción. "En general (la bajada de producción de México) es del 5.5%, no podíamos el 23%", afirmó, tras señalar el "gran esfuerzo" que costó al país aumentar la producción y revertir la tendencia a la baja de Pemex.
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En el transcurso de estas negociaciones, que iniciaron el jueves y continuaron durante el viernes, surgieron además otras discrepancias sobre la redacción final del acuerdo con algunos miembros europeos, según reportes que circularon en medios internacionales.
El gobierno de Andrés Manuel López Obrador sólo quiere comprometerse a reducir la producción en 100,000 barriles para promediar en mayo 1.68 millones de barriles, y asegura que tiene un acuerdo con Estados Unidos para que sea el país vecino quien tome otros 250,000 barriles extra a los que prometen van a dejar de producir en su país, aunque sin llegar a un acuerdo impuesto que violaría sus leyes de competencia económicas.
Trump aseguró que ayudará con este acuerdo para que México sólo recorte 100,000 barriles, que se pagarán después sin dar detalles de cómo se hará. “Ellos harán algo para compensarnos en el futuro", dijo el mandatario en una conferencia este viernes en la tarde.
"Tendremos un agradecimiento o veremos en qué situación el día de mañana México colabora con Estados Unidos como ahora ellos están colaborando", dijo Rocío Nahle en entrevista radiofónica este viernes.
Una oportunidad perdida
El acuerdo para asumir una baja de 100,000 barriles implicaría un alivio para los objetivos del gobierno de aumentar la producción y refinación de crudo durante su mandato, pero también se mantendrá una plataforma petrolera más costosa que los precios internacionales de referencia, que aún se anticipan bajos a pesar del acuerdo alcanzado este viernes.
La posición de México puso en entredicho todo el acuerdo desde este jueves, y esto habría implicado un fuerte golpe para el país, dice Aldo Flores-Quiroga, exsubsecretario de Energía en el sexenio anterior.
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“Independientemente de la crisis, creo que todos compartimos que producir más fortalece la seguridad energética de México (…) pero en la circunstancia actual es diferente. Este no es el momento de correr, sino el momento de recuperarse”, dice el exfuncionario y profesor visitante en la LBJ School en Austín Texas, Estados Unidos.
Flores-Quiroga fue parte de las negociaciones en que México participó como parte de los acuerdos del cartel petrolero para reducir la producción durante la anterior crisis petrolera de 2014 a 2016. El gobierno no tuvo que comprometer recortes en ese entonces, debido a que la plataforma de producción venía a la baja, por lo que los países del grupo aceptaron esas cifras como parte del aporte del país al acuerdo.
Pero la situación que se vive en la actualidad aún es más grave que la vista hace cuatro años, porque la caída de los precios del petróleo ahora está asociada a las repercusiones por la pandemia del coronavirus que aqueja a todo el planeta, y que pueden tirar la demanda de petróleo entre 10 millones a 20 millones de barriles promedio diario, o incluso más, creando una sobreoferta distinta a la vista en la anterior crisis, explica el exfuncionario.
“Hay beneficios asociados a esta producción. Además lo que se está acordando es un recorte temporal. No es de todo el año, sino de dos meses para ver si sigue después, y salvar la crisis. Claro que se puede participar”, dice Flores-Quiroga.
El exsubsecretario de hidrocarburos de Sener recuerda que México ha llegado a acuerdos con la OPEP en varias etapas de su historia, y que negarse a entrar pudo implicar un mayor derrumbe en los precios internacionales del crudo.
“Si no hay acuerdo bajo la premisa de que deben entrar todos, entonces el precio se va a caer, y eso va a afectar aún más la cotización del dólar, las finanzas públicas a pesar de que hay coberturas que las estabilizan, y la actividad económica del país. No es buena noticia para México ni Pemex que los precios bajen tanto”, explica.
La reducción de 400,000 barriles que pedían los países en este acuerdo para México, si bien afectaba las metas del gobierno de López Obrador de elevar la extracción de crudo, pudo en reducir los gastos para extraer en campos que son los más costos, y que aportan menos a la producción nacional, apunta Marcelo Mereles, socio de la consultora HCX.
“Dejas de producir esos 400,000 barriles, dejas de perforar y todo lo que dejas de invertir se puede ir al sector salud”, opina el especialista.
Además, el gobierno pudo destinar menos crudo a las tareas de refinación en un sistema donde se produce un importante residual de combustóleo por cada barril de petróleo que entra, un producto con muy poco valor en el mercado, dice Flores-Quiroga.