Para lograrlo, el primer paso es que las personas conozcan a fondo las opciones que pueden adquirir, de acuerdo con sus necesidades y presupuesto, con el aval de una compañía consolidada en el mercado.
Ahora bien, además de ser una herramienta para el bienestar social, como los define la AMIS, los seguros de vida son una forma de dejar un legado e integran planes de ahorro o inversión que, a futuro, se convierten en el capital para alcanzar las metas que te plantees. Todo con base en las motivaciones que tienes a mediano y largo plazo.
¿Ya sabes cuál es la tuya? Sin duda, la principal debe ser garantizar la tranquilidad de que tus seres queridos podrán solventar sus gastos cuando ya no estés, sin embargo, puedes sumarle una inversión para sacarle provecho al seguro y lograr tus objetivos financieros en la etapa en la que te encuentres.
Mi motivación: convertirme en mi propio jefe
Si tu perfil es emprendedor y tienes proyectado iniciar un negocio en el futuro, requieres un producto que te brinde la certeza de un Seguro de Vida, a la par de que te da acceso a un instrumento para hacer crecer tu ahorro en un periodo de 10 años.
Sólo basta con que decidas el monto que puedes destinar de manera mensual, semestral o anual, para que el excedente que pagas por tu prima básica empiece a generar rendimientos. Con ello, puedes garantizar que, una vez concluido el plazo de inversión, recibirás tu dinero para seguir emprendiendo.
Mi motivación: ser una mujer en plenitud
Con una solución a la medida de las mujeres, si tu propósito es ofrecerle tranquilidad y estabilidad financiera a tu familia, también es posible contratar un seguro de vida con un plan integral de ahorro que te respalde en momentos cruciales, al adelantarte parte de la suma total para cumplir algunos objetivos en tu vida.
Por consiguiente, si te casas o tienes un hijo, podrás recibir apoyo económico, ante una situación de desempleo te permitirá continuar con tu estilo de vida o, incluso, para enfrentar el diagnóstico terminal de enfermedades propias de la mujer. Lo mismo ocurriría si necesitas solventar una incapacidad de tus seres queridos más cercanos.