La armadora estadounidense ha estimado que le costaría 1,200 millones de dólares si tiene que reemplazar los infladores de las bolsas de aire, lo que ha tratado de evitar.
General Motors había argumentado que el llamado a revisión era innecesario porque no había riesgo para la seguridad y dijo el lunes que todavía creía que "una retirada de estos vehículos no está justificada en base a los hechos y los registros científicos". Sin embargo, la compañía dijo que "acatará la decisión de la NHTSA y comenzará a tomar las medidas necesarias".
El llamado a revisión incluye algunos vehículos Cadillac Escalade, Chevrolet Silverado, Chevrolet Suburban, Chevrolet Tahoe, GMC Sierra y GMC Yukon fabricados durante un período de ocho años.
En total, se han reportado 15 muertes en Estados Unidos relacionadas con los infladores de bolsas de aire Takata, aunque ninguna en vehículos de General Motors.
Peter Prieto, un abogado que representa a los consumidores en las demandas de Takata, dijo que la decisión "prueba quelos infladores de GM tienen el mismo riesgo de explotar y dañar gravemente a los ocupantes del vehículo que todos los demás infladores Takata".
El defecto de fabricación puede causar que la bolsa se abra con demasiada fuerza y proyecte fragmentos a los ocupantes.
El origen del problema es un fallo en la fabricación ignorado por Takata pese a que lo detectó en 2005 y por el que afronta multas multimillonarias de las autoridades estadounidenses, además del costo inasumible de sustituir todos los dispositivos defectuosos y compensar a los fabricantes involucrados.
A mediados de 2017, Takata se declaró en bancarrota.
Con información de Reuters