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La odisea logística de entregar 198 millones de vacunas en México

Mantener las vacunas en una temperatura correcta en todo momento será el mayor reto del proceso de distribución, que tomará más de un año en el país.
lun 21 diciembre 2020 05:00 AM
Distribución de vacunas
Para vacunas de temperatura controlada –de hasta -20 grados centígrados– el transporte en contenedores se facilita más, pero las que requieren un enfriamento de -70 grados utilizan métodos de conservación incluso a base de nitrógeno líquido.

Tras haber superado la titánica tarea de crear una vacuna a un año del primer caso confirmado de COVID-19, el mundo se alista para afrontar otro desafío: la distribución de alrededor de 15,000 millones de vacunas en un periodo estimado de 18 meses, a lugares que van de pequeñas comunidades a grandes ciudades de todo tipo, lo que traerá una serie de retos logísticos pocas veces vista.

En México,el Gobierno Federal ha firmado órdenes de compra por 198 millones de vacunas, que comenzarán a aplicarse desde la siguiente semana como parte de la primera de cinco fases de distribución, que priorizarán al personal médico, y que cerrarán con la aplicación a la población general en una jornada que se extenderá hasta marzo de 2022.

El traslado del producto no es tarea sencilla, y las empresas logísticas advierten de desafíos que pueden poner en riesgo los tiempos de distribución e incluso las condiciones de la misma vacuna.

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Logística inversa

El camino que sigue una vacuna parece simple: sale de su centro de producción a un centro de distribución (que puede ser un puerto o un aeropuerto), desde donde se envían a diferentes ciudades, y posteriormente a los centros de aplicación, como puede ser un hospital.

Sin embargo, esta simple ruta comienza a complicarse cuando se habla de llevar grandes volúmenes desde los centros de producción a pequeñas o grandes ciudades, considera Robin Townley, director regional de proyectos logísticos de la multinacional Maersk.

“La cadena logística de una vacuna no termina en un puerto o un almacén. Globalmente termina en el cuerpo humano, entonces es un camino que se traza hacia el paciente”, explica.

Parte del desafío es el equipo necesario para aplicar las vacunas. En el caso de Maersk, por ejemplo, se manejan palés –las plataformas que soportan un cargamento de productos– de vacunas donde se incluye un contenedor de más de 12 metros cuadrados de suplementos médicos, como las vacunas, jeringas y guantes, pues sin éstos la entrega no se considera efectiva, por lo que las cadenas de logística de cada uno de estos productos tendrán que integrarse.

Aunado a ello, se debe tener en cuenta que una ciudad tendrá un número limitado de personal médico, de refrigeradores y de vehículos, por lo que si se transportan muchas vacunas al mismo tiempo, se corre el riesgo de sobrecargar la cadena. Así que se debe pensar en un sistema de logística inversa, donde primero se determina qué se necesitará y luego cómo llegará al destino final.

“Debemos entender qué tipo de volúmenes y cuántas dosis el sistema público de salud puede aplicar a la población por día, y eso nos dirá qué tan rápido debe ir todo lo demás”, refiere Townley.

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Arduas condiciones

Un rubro que ha levantado mucha preocupación ha sido el vehículo de distribución de las vacunas, sobre todo dadas las condiciones que requieren para almacenarse.

Si bien las vacunas de la farmacéutica Astra Zeneca requerirán de temperaturas estándares de cualquier refrigerador, otras necesitan una infraestructura especializada para mantener temperaturas de -20 grados centígrados (en el caso de Moderna), y de hasta -70 grados para las de Pfizer.

Para Ingo Babrikowski, CEO de Estafeta, las necesidades de almacenamiento de las vacunas son el mayor reto dentro de la cadena de suministro, pues requieren de condiciones difíciles de alcanzar.

“La vacuna de Pfizer requiere una temperatura de ultra frío, que es muy difícil hacerla en una cadena logística. Un enfriamiento menor, como de -20 grados, es más fácil lograrla con un contenedor”, dijo.

Si bien los contenedores utilizados para el transporte marítimo alcanzan más fácilmente estos estándares, el reto está por tierra y aire.

El transporte terrestre jugará un papel crucial en la distribución de las vacunas, sobre todo en los tramos conocidos como ‘de última milla’, que van desde los centros de distribución al destino final.

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Los operadores logísticos utilizan vehículos con cajas de carga refrigerada especializadas, selladas de un modo muy específico para que el calor no entre.

“Cuando transportas verduras, frutas, etcétera, las transportas a 15 grados; la carne, a cuatro grados, pero esta vacuna que requiere una ultra congelación de -20 a -70, es un reto muy importante. Las paredes tienen que ir insuladas a un nivel mayor al normal de productos perecederos”, explica Gabriel García, director general de Grupo GET, distribuidora de la marca Utility Trailers en México, que provee a algunas compañías como FedEx y UPS en Estados Unidos.

García afirma que no se ha visto un repunte en los pedidos de las cajas de carga refrigeradas que producen en su planta en Piedras Negras, en Coahuila, lo que podría derivar en un retraso si se pidieran abruptamente, pues sólo se hacen bajo pedido debido a sus altos costos.

“Cada una de estas cajas vale 100,000 dólares, con todo y el equipo de refrigeración. No las podemos fabricar para ver si nos las piden, y si las tenemos que fabricar, tardamos de 60 a 90 días para empezar a terminar las primeras”, dijo.

Para el transporte de carga aéreo, manejar las vacunas que requieren de una temperatura controlada (hasta -20 grados centígrados) resultará más sencillo, pero las vacunas con condiciones de enfriamiento mayores requieren de infraestructura especializada, incluso utilizando nitrógeno líquido para su conservación.

“Para las vacunas ultra congeladas se requieren métodos de congelación a base de gas, y su transporte solo será posible si el propio laboratorio diseña y proporciona los embalajes”, explica Luis Sierra, director general de la aerolínea de carga MasAir.

La disposición de la infraestructura necesaria para el almacenamiento de vacunas es una de las mayores necesidades que identifica la Asociación Internacional de Transporte aéreo (IATA, por su sigla en inglés), a través de la maximización del uso de infraestructura existente, y con la ayuda de personal capacitado.

A la par, la IATA también considera que se deben agilizar procesos fiscales y de recepción en los aeropuertos, dando prioridad operativa a las aeronaves que transporten la vacuna.

“Las facilitaciones operativas se requiere para asegurar una expedita recepción y liberación aduanal. Aquí los minutos sí cuentan”, enfatiza Sierra.

Pero más allá de mantener la temperatura en un medio de transporte u otro, el punto más crítico para toda la cadena de suministro son los puntos de transición, considera Townley, pues pasar el producto de un avión al camión puede suponer la pérdida de la temperatura, ya sea por tiempos de espera o falta de infraestructura.

“La brecha más crítica en la mayor parte de México, en términos de capacidad de cadenas en frío, es que hay muy poca de esa infraestructura en un estado maduro”, advierte.

De momento, en la Ciudad de México la meta es hacer las aplicaciones en tres minutos, desde la inscripción de la persona en el centro de vacunación hasta su salida, a un ritmo de 4,000 trabajadores de salud al día, según el simulacro de llegada y traslado de la vacuna realizado el viernes.

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