“(La iniciativa) está mal estructurada desde el punto legal, lo hicieron al revés. Primero intentaron modificar de lo particular a lo general, que es la constitución. En la medida que no hagan cambios constitucionales no van a poder implementar los cambios que quieren y lo más probable es que (las empresas y las organizaciones) tengan un respaldo favorable”, dice Bernardo Cortés, del despacho Dentons López Velarde.
Hasta ahora, los juzgados especializados en competencia han detenido de manera provisional o definitiva algunos de los cambios regulatorios presentados por la actual administración, como el acuerdo del Centro Nacional de Control de Energía (Cenace) de abril del año pasado, que buscaba cambiar el orden de despacho de las centrales eléctricas. O la política de confiabilidad de Secretaría de Energía (Sener), que daba más facultades a la estatal CFE.
Las compañías privadas han argumentado una violación al derecho a la competencia y las organizaciones ambientalistas, como Greenpeace, han recurrido a la defensa del derecho humano a un medio ambiente sano para parar los cambios en el mercado eléctrico.
Y los juristas especializados aseguran que la iniciativa privada y las organizaciones podrían recurrir a argumentos similares para detener la nueva medida, que deberá ser discutida –y en su caso aprobada– en los siguientes 60 días por ambas cámaras.
Aunque para una nueva batalla legal, dicen, los argumentos deberán subir de nivel.
Los detractores de la medida impulsada desde la presidencia también argumentan que ésta viola el principio de no retroactividad de las leyes, bajo lo cual las nuevas regulaciones no podrán ser aplicadas hacia las acciones del pasado.
La iniciativa preferente enviada desde presidencia propone cambiar las reglas hacia las inversiones hechas con anterioridad, sobre todo aquellas surgidas de la reforma energética.
Por ejemplo, busca modificar la forma en que se emiten los Certificados de Energía Limpia (CEL) para que estos puedan ser entregados a algunas de las centrales de la estatal CFE. Hasta ahora, estos son sólo para nuevas plantas que utilicen energías renovables.
También propone dar a la Comisión Reguladora de Energía (CRE), el regulador del mercado, la facultad de cancelar algunos permisos en operación.