En 2003, más de una década después de la adquisición de AHMSA, la Secretaría Hacienda del entonces presidente Vicente Fox, giró una demanda por fraude fiscal en contra Alonso Ancira y el resto de miembros del consejo de administración de la compañía.
Esa demanda marcó el primer proceso de huida de Ancira a España –bajo una jugada similar a la que intentó por el caso Agronitrogenados– para autoexiliarse después por algunos años en Israel.
Su paso por el país de Medio Oriente no fue en vano. El empresario probó su suerte en los negocios con una central productora de amoniaco y comenzó a explotar cobre de las minas de Timna, al sur de Israel con apoyo y financiamiento del gobierno israelí, según relató la periodista Barbara Anderson en Expansión hace unos años.
La recuperación de los precios de los metales y una serie de acuerdos con el gobierno mexicano y fondos de inversión devolvieron a AHMSA al mercado. Y con ellos Ancira volvió al país.
El empresario tenía en mente una nueva idea de negocio que devolvería a AHMSA su protagonismo en el mercado: el proyecto Fénix, que en 2013 inauguró de la mano del expresidente Peña Nieto y de Ildefonso Guajardo, el secretario de Economía de la pasada administración.
El proyecto prometía provocar grandes inversiones, crecer una extensa cadena industrial y generar empleos en Monclova, una ciudad en la que aún AHMSA da empleo a la mayoría de sus habitantes.
Un año después Ancira cerraría otro gran negocio: la venta de Agronitrogenados a la estatal Pemex, entonces dirigida por Emilio Lozoya Austin, uno de los principales operadores de la campaña que llevó a Enrique Peña Nieto a ser presidente.
El negocio de la central productora de urea se cerró por 275 millones de dólares, a pesar de que ésta llevaba al menos 18 años sin funcionar. Y hoy sigue sin arrancar.
La administración de Lozoya justificó esta compra en la necesidad de crear una unidad de fertilizantes para disminuir las importaciones de productos principalmente de Estados Unidos. Para esto también se hizo de Fertinal, otra planta en mal estado y cuya operación también se hizo a sobreprecio.
La venta es la principal jugada que ha llevado a Ancira a ser acusado de lavado de dinero, por unos supuestos sobornos hechos a Lozoya Austin para que este empujara la compra de la central.
Ancira también es investigado por transferencias por 3.7 millones de dólares relacionadas al caso Odebrecht y cuya existencia fue revelada por la organización periodística Quinto Elemento.
El gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador ha exigido que Ancira pague 200 millones de dólares al Estado mexicano como reparación del daño por la venta a sobreprecio que hizo a Petróleos Mexicanos.
La venta del 55% de las acciones de AHMSA anunciada en diciembre pasado estaba relacionada con lograr la liquidez para que Ancira pague al Estado mexicano el pago exigido.
El empresario también se ha dicho dispuesto a pagar la cantidad solicitada. Pero pese al ofrecimiento, el proceso sigue en pie. El empresario dejó ayer Palma de Mallorca y todo indica que hoy dormirá de nuevo en el reclusorio al norte de la Ciudad de México