A diferencia de las vacunas de Pfizer y de Moderna -que se basan en una técnica del ARN mensajero-, la vacuna de Johnson & Johnson usa un vector viral debilitado para crear inmunidad. Este es el mismo proceso usado por las vacunas de AstraZeneca y Sputnik. Además, solo requiere una dosis para su administración.
En un ensayo mundial previo, en el que participaron casi 44,000 personas, esta vacuna mostró una eficacia del 66% en la prevención del coronavirus y sus múltiples variantes. Posteriormente, la compañía informó que los resultados del ensayo de fase 3 incluyen eficacia contra cepas emergentes como las variantes presentes en Estados Unidos, América Latina y Sudáfrica.
Según dio a conocer la FDA en sus documentos informativos, la vacuna resultó eficaz para reducir el riesgo de contagio por COVID-19 y para combatir los casos de enfermedad confirmados por pruebas PCR al menos 14 días después de la vacunación.
Tres de los participantes que recibieron la vacuna sufrieron efectos secundarios graves durante el ensayo, pero la FDA ha declarado que el examen no plantea ningún problema de seguridad específico que impida la concesión de una autorización para el uso de emergencia.
Johnson & Johnson no había publicado anteriormente detalles sobre los datos de sus ensayos clínicos, más allá de las tasas de eficacia. En una conferencia en el Encuentro Sectorial del Sector Sanitario, organizada por IESE Business School, con la colaboración de la consultora McKinsey en noviembre pasado, Joaquín Duato, vicepresidente del Comité Ejecutivo de la multinacional, dijo que su vacuna tendrá un precio inferior a los 10 dólares.
Con información de Reuters.