Con la liberación de Alonso Ancira, Altos Hornos de México continúa con los planes para vender el 55% de la participación en Grupo Acerero del Norte (GAN), sociedad controladora de Altos Hornos de México, a la Alianza Minero Metalúrgica Internacional, que lidera Julio Villarreal, presidente de Grupo Villacero.
Si bien la empresa tiene un historial de décadas de problemas financieros, la compraventa a Villareal es una oportunidad para que la compañía logre levantar sus operaciones y también sus finanzas, que están ahogadas por las deudas desde la década de los 90. Aunque el camino luce bastante retador.
En el reporte financiero de 2020, Altos Hornos de México detalló que sus ventas se redujeron a la mitad, dado que cayeron 48.5% a 26,085 millones de pesos. La pérdida neta fue de 17,234 millones de pesos.
Carlos Hermosillo, analista bursátil independiente, comenta que al cerrar el acuerdo de compra venta, Grupo Villacero deberá asumir las deudas de la siderúrgica de la familia Ancira, esto significa que debe pagar la liquidación de los pasivos fiscales, incluidos las deudas a algunos de los proveedores, que la empresa arrastra de 1999.
“En valor de libros, la empresa está en quiebra técnica y la implicación para los compradores es asumir las deudas y la operación de la misma, y para ello van a tener que entrarle con inyección de capital. Puede ser que continúen con el Proyecto Fénix, con el que la empresa pensaba hacer un cambio importante en la tecnología, que en la teoría es un levantamiento importante en la capitalización de la compañía”, declara Hermosillo.
El Proyecto Fénix, que Altos Hornos de México presentó en 2013, consistió en instalar una planta en Monclova, Coahuila, con nueva tecnología para elevar la producción de acero a 5 millones de toneladas anuales, desde las 3.8 millones que producía entonces.