La planta arrastra una negra historia desde su adquisición debido a que Pemex compró un complejo que llevaba al menos 14 años sin funcionar cuando se hizo la operación.
“Se señaló que se formalizó la compra de la planta de fertilizantes con equipo incompleto, en mal estado y no utilizable, con 30 años de antigüedad y 18 años fuera de operación; asimismo, careció de estudios y análisis competentes para garantizar su rentabilidad y determinar adecuadamente los costos de mantenimiento desde el proceso de su adquisición”, explica la Auditoría Superior de la Federación (ASF) en un reporte dentro de la tercera entrega de la Cuenta Pública 2017.
La administración de Pemex, que dirigía Emilio Lozoya en esos momentos, había justificado la compra con el fin de producir de manera interna la urea, un compuesto esencial para la elaboración de los fertilizantes nitrogenados –la petrolera compró en 2016 a Grupo Fertinal para este motivo.