Y en este camino, sus refinerías comienzan a ser un negocio cada vez menos fundamental para la compañía, según lo que ha declarado en su plan de transición.
“Va a requerir mucho trabajo. Y, hoy, los planes de negocios de Shell no nos llevarán a donde queremos estar. Estamos en un viaje y reconocemos la necesidad de cambiar”, ha dicho la compañía en un documento dado a conocer en febrero pasado. “Si bien nuestros planes de negocios de hoy no nos llevarán a dónde queremos estar, ya estamos cambiando”.
Shell se ha propuesto reducir sus activos de refinación de 13 complejos a seis parques especializados en la producción de productos petroquímicos de alto valor en los próximos años.
Deer Park, la refinería recién adquirida en su totalidad por Pemex, no estaba dentro de la lista de activos próximos a vender por la compañía. Pero con la operación, Shell logró desprenderse de la parte del negocio que ya no es tanto de su interés, la producción de combustibles. La compañía se ha fijado como meta bajar su producción de combustibles tradicionales en 55% hacia 2030, desde los 100 hasta los 45 millones de toneladas anuales.
El activo ubicado en Houston cuenta con una central de refinación de crudo y un complejo petroquímico. Shell se quedó con el segundo. La compañía quiere reconfigurar sus complejos para producir químicos y plásticos a partir de productos reciclados. Para 2025 quiere tratar un millón de toneladas de residuos plásticos anuales.
“Aunque la venta parece que no fue parte del plan inicial, no hay duda de que ésta maximizará los planes de Shell y coloca a Shell en una mejor posición en el futuro que a Pemex”, dice un analista que pidió no ser citado.
Shell fue consultada, pero no emitió comentarios de inmediato.
Los cambios en el plan de negocios se dan como parte de una intensa presión que vive la industria para reducir de manera importante sus emisiones de dióxido de carbono.
Y las presiones a Shell han aumentado en los últimos días, después de que la justicia holandesa sentó un precedente a nivel mundial y ordenó a la multinacional reducir de manera importante la contaminación que produce mediante sus procesos.
Antes de eso Shell ya se había comprometido a emitir cero emisiones en 2050, pero este nuevo fallo aumentará la presión sobre la petrolera y el resto de los participantes del sector.
En los últimos años, la empresa también se ha centrado en la constante firma de acuerdos con compañías –como el gigante tecnológico Amazon– para acelerar el cambio de su línea de negocio y ha comprado también una serie de startups. En los últimos años suman más de 10 adquisiciones, que van desde compañías especializadas en almacenamiento de energía, en proveer de electricidad, una empresa productora de bioetanol en Brasil y una inversión en ZeroAvia, una compañía estadounidense que pretende descarbonizar el sector de la aviación con el uso de hidrogeno.
También ha firmado un acuerdo para proveer cerca de seis millones de galones de turbosina sustentable –hecho de biomasa– a Amazon durante los próximos años y ha firmado un acuerdo con Daimler para impulsar el uso de camiones con pilas de combustible a base de hidrógeno en Europa.