El lunes, la gasolina de importación entregada en la costa este de México –en donde se abastecen los principales comercializadores– se vendió en 10.5 pesos por litro, el precio más alto desde el verano de 2018, de acuerdo con datos de OPIS, una agencia de precios de referencia para combustibles.
En marzo del año pasado, cuando la emergencia sanitaria comenzaba en el país, el precio de esta gasolina tocó niveles mucho menores, de 2.43 pesos por litro.
El tipo de cambio y un aumento importante en el precio internacional del petróleo también han sido un factor importante, coinciden las fuentes. Durante el año, el peso acumula una pérdida de 3%, de acuerdo con datos del Banco de México, con una cotización máxima de 20.93 pesos por dólar en marzo pasado. El país importa la mayoría de combustibles de Estados Unidos y el precio de referencia se calcula en dólar, de ahí el impacto en la cotización de la divisa.
La recuperación del petróleo –que tocó precios negativos en abril del 2020– también han incidido en los costos de las refinerías, que aumentan el gasto en sus insumos. Y las condiciones volátiles, derivadas de la pandemia y el uso de nuevas tecnologías, podrían llevar a las mezclas de referencia, WTI y Brent, a situarse por encima de los 100 dólares, y con eso, el precio de los combustibles también verán una tendencia al alza.
“Varios factores han apoyado a la recuperación de los precios. Por un lado disminuyeron los inventarios en Estados Unidos de combustibles debido a la tormenta invernal (de Texas) y luego el ciberataque al ducto Colonial (en mayo)”, explica Daniel Rodríguez, director asociado de OPIS. “Los esfuerzos de OPEP de disminuir la producción de petróleo han ayudado también a aumentar los precios de combustible y por otro lado, la campaña de vacunación en países desarrollados y economías asiáticas que han aumentado la demanda global de combustibles”.
En México, la demanda de gasolina ya ha superado los niveles registrados durante los meses más álgidos del año pasado, de acuerdo con los últimos datos publicados por la Secretaría de Energía. Pero estos aún no igualan las ventas ordinarias registradas en años pasados.
En la semana del 7 al 13 de junio, el dato más reciente publicado por la dependencia, las ventas de gasolina en el país se situaron en 707,000 barriles diarios, un aumento de 15% respecto al mismo periodo del año pasado –cuando las actividades económicas estaban prácticamente paralizadas–, pero aún 11% debajo de las ventas registradas en la misma semana de 2019.
Pero otras grandes economías ya han comenzado a ver recuperaciones importantes en sus niveles de consumo. La demanda de productos refinados en China ya superaron los niveles vistos en el 2019, India está a pocos puntos porcentuales de las ventas vistas antes de la pandemia y Estados Unidos y Europa están un 10% debajo de los niveles registrados antes de la emergencia sanitaria.
“Es importante ver que en enero, por ejemplo, la demanda de combustibles en China se desplomó un 60% en comparación con niveles pre-Covid, en India en mayo la demanda se desplomó un 80%, mientras en Estados Unidos y en Europa la demanda cayó un 35% en mayo en comparación con los niveles vistos en 2019”, dice el director asociado de OPIS.
Y la recuperación en la demanda internacional también ha generado el aumento en el precio de otros combustibles, como el gas licuado de petróleo (LP), que es consumido en el 70% de los hogares mexicanos.
El precio del combustible acumula una alza interanual de 33%, equivalente a 3.16 pesos por litro, de acuerdo con información publicada por la Comisión Reguladora de Energía (CRE). En la primera quincena de mayo de este año –el último dato publicado por el regulador– el gas LP se vendió en el país a un precio promedio de 12.7 pesos por litro, en el mismo periodo del año pasado este se comercializaba en 9.54 pesos.
En lo que va del año, el gas acumula una alza también importante, del 9%. En enero de este año, se vendió en promedio a 11.69 pesos por litro.
El alza en el costo del combustible, explican analistas, tiene un origen similar al alza de la gasolina. La restricción de la oferta de hidrocarburos y una mayor demanda industrial del combustible, principalmente de Asia, que se utilizan en la industria petroquímica y de plásticos.
“Como consecuencia de la pandemia hubo una desaceleración de la producción, entonces estás uniendo una situación donde la demanda se recupera a niveles normales, pero la oferta aún no, entonces esto crea una presión a la alza en los precios”, dice un analista del sector.