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Cigarro electrónico: el millonario negocio que quiere salir de la clandestinidad

Mientras las autoridades abren las importaciones para los calentadores de tabaco, la venta de vapeadores crece en la ilegalidad entre los consumidores que buscan alternativas al cigarro tradicional.
mar 27 julio 2021 05:00 AM
cigarro electrónico y vapeadores
El mercado alcanzó un valor global de 15,040 millones de dólares en 2020 y crecerá a una tasa anual compuesta de 28.1% hacia 2028, de acuerdo con previsiones de la consultora Grand View Research.

El olor dulce que se percibe al llegar no corresponde con las hamburguesas sobre las mesas. A esta parte del restaurante, ambientado como cafetería de los años 50 y ubicado en una colonia del centro de la Ciudad de México, solo se llega por recomendación y con cita. Así se reúne un grupo de adultos en una especie de club de usuarios de cigarro eléctronico. Esos dispositivos de uso personal son los que emiten el aroma dulce.

El establecimiento no tiene a la vista ninguno de los productos de vapeo que Jerry, quien está detrás del asador de carne, busca después en una bodega para mostrarlos a quienes llegan a preguntar. Las ventas en esta tienda están prohibidas a menores de edad y es una advertencia que hace la persona que atiende el teléfono para agendar citas y dar indicaciones sobre cómo llegar.

La de Jerry no es la única tienda que opera de esta forma. Al norte de la ciudad existe otra que guarda el 'material' entre cera para el cabello y productos para cuidar la barba. Su negocio principal es, desde luego, una barbería.

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Jorge Romero, un usuario de vapeador desde hace cuatro años, explica que las tiendas siempre han operado con discreción, se conoce de ellas por el 'boca a boca' y por grupos en Facebook, pero aumentaron su secrecía y los candados de seguridad desde el año pasado, cuando el gobierno federal prohibió por decreto los cigarros electrónicos.

“En internet es muy fácil encontrar información, googleas y aparece todo en la red, pero no es fácil comprar, porque estas empresas de vapeo han creado una cultura de no venderle a los menores de edad”, cuenta el ingeniero de 36 años. “Es una comunidad pequeña que se cuida mucho a sí misma, porque no está bajo la ley”.

Las prohibiciones han hecho que el negocio se desarrolle en la penumbra. Algunas tiendas en el Centro Histórico, la colonia Tabacalera o la Roma, por ejemplo, son en realidad departamentos en los que también hay que hacer una cita y acreditar la mayoría de edad para acceder.

Ya sea en este tipo de 'establecimientos' o a través del e-commerce, en el mercado hay muchas marcas, también mexicanas, de líquidos para vapear, que son elaborados a base de glicerina y propilenglicol de grado alimenticio, ingredientes utilizados en alimentos, bebidas y productos farmacéuticos. Estos líquidos saborizados pueden o no contener nicotina.

Los vapeadores son dispositivos que funcionan con batería. A través de una resistencia calientan el líquido, que se convierte en un vapor que la persona inhala. El precio varía entre los 500 y los 5,000 pesos (aunque los hay más costosos), de acuerdo a la tecnología, ya que algunos tienen bluetooth, otros pueden activarse con un comando de voz y los más sofisticados integran inteligencia artificial que, de manera gradual, sustituyen la cantidad de nicotina que consume el fumador por ácido cítrico.

Roberto Allan Sussman, director de la asociación civil Pro-Vapeo, comenta que las prohibiciones no solo han desarrollado un mercado ilegal, sino otras consecuencias como la falta de control de calidad en todos los productos, las barreras para la información a los usuarios, que calcula en cerca de 1.5 millones en México y, sobre todo, evita que se defina un mercado en el que se realizan inversiones e ingresos por ventas que en la formalidad podrían dar un empuje a la economía nacional.

“La regulación pone en la ilegalidad sólo a quienes infringen la ley y vendan a menores, la prohibición criminaliza a todos”, apunta.

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Un mercado atractivo

Los vapeadores no son los únicos dispositivos en el mercado. También hay calentadores de tabaco, una categoría diferente. Se trata de ‘pastillas’ que se insertan en la plumilla y, una vez calentado, se puede fumar. Estos dispositivos no emiten humo, como ocurre con los cigarros tradicionales, que queman el tabaco.

A diferencia de los vapeadores, la importación y venta de dispositivos electrónicos para calentar tabaco ya está permitida en México desde el 19 de julio. El director de Pro-Vapeo afirma que el retiro de la prohibición a los calentadores obedece a que son productos que utilizan tabaco, que es legal en el país.

Las grandes tabacaleras han apostado por poner en el mercado estos dispositivos. En México, fue Philip Morris, dueña de Marlboro, la que llegó primero con IQOS a finales de 2019, con un costo que va de los 599 hasta los 1,899 pesos.

Con la apertura a las importaciones, la empresa ve una oportunidad para fortalecer su portafolio de cigarros alternativos en México. En otros países con una regulación más desarrollada, la tabacalera comercializa vapeadores de nicotina. Catalina Betancourt, vicepresidenta de asuntos externos de la empresa, comenta que la modificación al decreto presidencial que retira la prohibición a los dispositivos que calientan tabaco es un primer paso que debe evolucionar al resto de las alternativas al cigarro.

“Para que esto ocurra, debe haber una conversación regulatoria en la que haya un marco legal claro, no solo para efectos de la importación, sino para que la parte de manufactura, la de vigilancia sanitaria y la de comercialización también estén reguladas”, añade.

British American Tobacco, dueña de Pall Mall y Lucky Strike, también ha desarrollado dispositivos calentadores de tabaco y vaporizadores de nicotina que comercializa en otros países. La empresa no estuvo disponible para entrevista hasta el momento de publicación de este reportaje.

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En tanto, el mercado va tomando fuerza y, a nivel global, alcanzó un valor de 15,040 millones de dólares en 2020 y crecerá a una tasa anual compuesta (que mide la tasa de retorno de inversión) de 28.1% hacia 2028, de acuerdo con previsiones de la consultora Grand View Research. Sin embargo, el desempeño dependerá del avance en las regulaciones locales, como la de México.

Por ahora, 29% de la facturación de Philip Morris a nivel internacional proviene de las ventas de los dispositivos sin humo, que tienen 20 millones de usuarios. En México ya suman 32,000. “Nuestra operación en México ha estado en transición. Lanzamos a finales de 2019 y a inicios de 2020 enfrentamos el decreto que impedía las importaciones”, afirma Betancourt. “Estamos convencidos de que a medida que podamos tener apertura por parte de las autoridades para seguir robusteciendo el portafolio, vamos a poder llegar a que los 15 millones de fumadores en México tengan mejores opciones”.

La empresa tiene un esquema comercial de tres canales: a través de alianzas con cadenas departamentales, en las que se comercializan los dispositivos; la venta de las cargas de tabaco consumible, que se venden en tiendas de conveniencia, y sus tiendas de venta directa, ubicadas en centros comerciales en Perisur, Santa Fe y Polanco, en la Ciudad de México.

Philip Morris registró un par de incidentes administrativos y la tienda de Perisur tuvo temporalmente sellos de clausura, que no tuvo que ver con la importación y comercialización del dispositivo. Betancourt destaca que el acceso es controlado para permitir la entrada sólo a adultos.

Mientras, los consumidores como Jorge Romero ven la autorización a los calentadores como IQOS como una buena noticia, pero aún insuficiente.

“Ojalá que el permiso para las tabacaleras sea una antesala para abrir la puerta a la regulación de los vapeadores a quienes los usamos, porque hay mucha gente buscando alternativas para dejar el cigarro”, afirma.

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