El grupo de expertos de la ONU ha acabado con el negacionismo de la responsabilidad de las actividades humanas, sobre todo las relacionadas con los combustibles fósiles, en los continuos cambios en el planeta; una hipótesis que aún prevalecía en 2013, cuando el IPCC lanzó su informe previo que ya daba cuenta del desastre. “Es indiscutible que las actividades humanas están causando el cambio climático, que está haciendo que los cambios climáticos extremos, como las olas de calor, lluvias torrenciales y sequías sean más frecuentes y más severas. Todo lo que ahí se dice aplica completamente para México”, dice Cerezo-Mota en entrevista.
México, que en los últimos años se ha distanciado de un discurso cercano al cuidado de medio ambiente, no debería de ser ajeno. El simple hecho de ser una nación completamente rodeada de costas debería preocuparnos, dice la doctora por la Universidad de Oxford, en Inglaterra.
Los efectos en el país ya han comenzado a notarse. El grupo de científicos, que ha revisado más de 14,000 artículos, ha hallado que en México los días calurosos ya abundan con más frecuencia y los días fríos son cada vez más escasos. Por regiones, el norte del país ya presenta sequías más frecuentes y el sur, especialmente la península, podría vivir cada vez más episodios de precipitación pluvial.
La científica rechaza dar una postura sobre las acciones climáticas realizadas por el gobierno mexicano. El IPCC, argumenta, no evalúa las acciones hechas por los gobiernos de todo el mundo, pero sí lanza una advertencia: los cambios deben de ser radicales y deben realizarse ya. “Tenemos que actuar, hoy tenemos que exigirle al gobierno políticas públicas para la mitigación de los efectos del cambio climático y ponerse muy en serio la camiseta de reducción y tasa cero de dióxido de carbono”, sostiene.

El llegar a una tasa de emisión cero de gases contaminantes es una meta que ya se han propuesto los grandes países emisores, como China y Estados Unidos. Hasta ahora, México no ha cumplido sus metas y tampoco se ha fijado nuevas.
Ya hay un punto en el que no se puede dar revés: el mundo ha perdido la biodiversidad que no ha podido adaptarse a las nuevas temperaturas y el ser humano ha ocasionado en los últimos 20 años un aumento en la temperatura que no se había visto antes.
El informe plasma tres escenarios, el peor de ellos proyecta que hacia finales de este siglo se incrementará la temperatura global en 4.4 grados centígrados. Cada grado adicional conllevaría a escenarios mucho más catastróficos, que incluye un aumento importante en el nivel del mar que amenazaría la vida de algunas naciones.
Y la científica mexicana califica esto y lo relatado en el informe como desalentador, pero mantiene el optimismo y asegura que aún hay algo por hacer. “Sí, las noticias sí son desalentadoras, pero también es cierto que así como cada gramo de dióxido de carbono que ponemos en la atmósfera tiene potencial de aumentar la temperatura, también cada acción que se toma a nivel nacional, a nivel mundial, para la reducción de estas emisiones, van a construir para que no lleguemos a los escenarios más dramáticos”.