El regulador ha sancionado a Pemex con 9.1 millones de pesos por violaciones a la legislación ambiental y por irregularidades en sus procesos industriales. Pero todas las multas han sido interpuestas de 2015 –el año de la creación del organismo– a 2017. Tras ese año, la ASEA no ha tomado ninguna otra medida para multar a la petrolera estatal.
El regulador ha tomado relevancia en las últimas semanas, después de los dos accidentes ocurridos durante julio y agosto en el activo de Ku Maloob Zaap. El organismo será el encargado de revisar las investigaciones causa raíz que deberá presentar la petrolera por los incendios que se registraron en el Golfo de México y en una de sus plataformas.
La Auditoría Superior de la Federación ha señalado fallas en la operación del regulador y una baja capacidad para efectuar sus funciones. En uno de sus últimos informes aseguró que durante 2020 la agencia incurrió en una subregulación administrativa y aprobó proyectos energéticos sin la seguridad de que estos cumplieran con la normativa de cuidado al medio ambiente y la seguridad de las personas. “Se observó una subregulación en términos de los trámites requeridos para la realización de actividades en el sector hidrocarburos, lo que constituye riesgos de que, aún con la emisión de manuales para el desahogo de los trámites, la subregulación en materia del sector hidrocarburos podría incidir en la imposibilidad, por parte de la agencia, de valorar proyectos con características similares al de la Refinería de Dos Bocas”, se lee en uno de los informes de la Auditoría.
Los especialistas consultados señalan que, desde su creación, la ASEA no fue dotada de autonomía y de fuerza como algunos otros de los reguladores del mercado energético. Tras la entrada de la actual administración, el organismo, como los otros reguladores en energía, ha visto un debilitamiento como autoridad, derivado de la intención presidencial por regresar el protagonismo a las estatales Pemex y CFE.
Y eso, coinciden, ha mermado el papel regulador de las instituciones como la ASEA. “Creo que hay dos puntos muy importantes que explican lo que ha pasado (en la agencia): el perfil de su director ejecutivo y la cantidad de personas que forman parte del organismo”, dice Raymundo Sánchez, un exconsultor de Pemex.
La agencia ha visto una baja constante en su presupuesto durante los últimos años. En 2018 –el último año del sexenio pasado– contó con 614 millones de pesos, para este 2021 su presupuesto ha bajado hasta 277 millones. El recorte de recursos, dice Sánchez, ha mermado la cantidad y preparación de especialistas que trabajan dentro de la institución.
Ángel Carrizales, quien ahora dirige el organismo, ha llamado la atención desde que inició en el cargo. El antiguo miembro de la ayudantía del presidente fue propuesto en diversas ocasiones por el ejecutivo para ocupar cargos en la estatal Pemex, la Comisión Reguladora de Energía y la Comisión Nacional de Hidrocarburos, pero en ninguno de ellos fue aprobado por el Senado. Finalmente llegó a la ASEA en 2019, un cargo que sólo depende de una decisión presidencial.