Desde el inicio de la administración federal de López Obrador, los permisos se han prácticamente detenido. La Organización Nacional de Expendedores de Petróleo (Onexpo), que agrupa a los gasolineros, estima que, por ahora, existen cerca de 350 permisos paralizados, solo contando aquellos que están relacionados con la puesta en marcha de nuevas estaciones de servicio. A estos se sumarían los vinculados con cambios de propietarios, de accionistas o de marcas.
Los empresarios del sector coinciden en que cada vez se ha hecho más difícil conseguir un permiso. Aseguran que la relación no se ha llevado al extremo de ser totalmente silenciosa, pero las respuestas que reciben no les son útiles. Los procedimientos que duraban entre dos o tres meses, como la constancia de cambio de marca, ahora demoran hasta dos años. Algunos de los procesos que se iniciaron antes de la pandemia aún no terminan de ser resueltos y, con ello, dicen algunos participantes entrevistados, se enfrentan a multas de otras autoridades, como el Servicio de Administración Tributaria (SAT) o la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco).
Todo comenzó con la entrada de la nueva administración, pero se intensificó con la pandemia. La Comisión ha reactivado la emisión de permisos, después de cerca de un año de no aprobar ni uno solo.
La política energética que marca un regreso de Pemex al centro del mercado ha olvidado integrar dentro de la nueva mecánica a los empresarios gasolineros. La estatal ha perdido cerca del 39% de las estaciones de servicio que tenía antes de la apertura a la iniciativa privada. El último reporte trimestral de la petrolera da cuenta que existen 7,079 estaciones con la marca Pemex, desde las 11,490 que tenían antes de la reforma.
La explicación del cambio de marca –de Pemex hacia alguna otra–, dicen algunos pequeños empresarios, yace en los incentivos y los márgenes que les ofrece la estatal. "Pemex se olvidó de incluirnos en el plan y, en un negocio de márgenes pequeños, es obvio el cambio si alguien te ofrece unos centavos más y es de mejor calidad", dice la dueña de tres estaciones de servicio en Sinaloa, que ha cambiado de la marca de la estatal a una de bandera blanca, porque asegura que su negocio estaba mermando.
Pero con la nueva estrategia, que se basa en aumentar la producción de gasolinas –con la adhesión de Dos Bocas, la reparación de refinerías y la compra de Deer Park –, la petrolera también necesitará del sector gasolinero, a quien ya busca convencer de volver a su marca. "¿Pemex, a quién creen que va a necesitar para vender la gasolina que requiere el país? Pues a ustedes [los gasolineros]. ¿Se dan cuenta que el sector gasolinero del país los va a seguir necesitando y requiriendo?", dijo Pineda.
El comisionado ha aceptado la falla y asegura que la Comisión reactivará la emisión de nuevos permisos, pero que todo ello deberá estar alineado con la política actual de autosuficiencia y soberanía energética. "Lo que es realidad es que se está haciendo un consenso, un análisis y una investigación de todas y cada una de las solicitudes con un nuevo tratamiento que vaya en función al plan nacional de desarrollo actual".
Pero en medio de la promesa, la Comisión también corre un nuevo riesgo, el de desaparecer. Si bien la propuesta de reforma eléctrica (cuya aprobación se ha retrasado hasta abril) se plantea como un cambio en el mercado eléctrico, los cambios también llegarán al gasolinero.
La iniciativa de reforma propone eliminar la figura jurídica que da existencia a la CRE y a la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH). Roberto Díaz de León, el presidente de la Onexpo, ha dicho que el mercado que representa necesita una CRE que dé garantías a la iniciativa privada. "Estamos convencidos de que necesitamos una CRE autónoma, una CRE que nos siga dando esa capacidad técnica que nos garantice el piso parejo. Creemos en la regulación que agrega valor y, por ese lado, estamos convencidos de la importancia de tener una CRE que siga brindando esas garantías a la iniciativa privada, nacional y extranjera, que participa en el sector", aseguró.
El escenario que prevé la organización es que la Comisión continúe con sus facultades y obligaciones. Un cambio más de forma que de fondo.
