Por ello, Ricardo Reyes también destacó la importancia que cobra el acompañamiento de un socio que cuente con la experiencia y referencias para implementar la estrategia a la medida de cada organización.
Y concluyó que la finalidad es que todos los niveles de las compañías perciban el compromiso con la sostenibilidad como una inversión, no como un gasto, donde el crecimiento no va en contra de las metas fijadas, sino que crea valor de marca a través de estrategias bien dirigidas.
Por su parte, Carmelo Santillán, fundador y CEO de CSR Consulting, coincidió en este punto, al explicar que el uso de tecnología a partir de energías renovables es un gran ejemplo de cómo se puede disminuir tanto el gasto como el costo energético, a la par de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
A este proceso lo calificó como un “ganar-ganar”, en el que las compañías se benefician con ahorros económicos y el entorno se ve favorecido por la reducción del impacto ambiental, específicamente en el tema del calentamiento global. Y advirtió que, a largo plazo, no emprender una estrategia de sustentabilidad incluso será más costoso.
“Las empresas hemos empezado a cuantificar, financieramente hablando, cuánto está costando la decisión de no adaptarnos al cambio climático o no mitigar aspectos ambientales enfocados en él. Como ya comentaban, la innovación nos va a ayudar a poder hacer frente a estos desafíos”, consideró el CEO de CSR Consulting.
Sin embargo, aunque se trata de un fenómeno a nivel mundial, no hay soluciones globales, sino que van adaptándose de país en país y de región en región, mediante el establecimiento de un marco regulatorio, como ha ocurrido en México con la Ley Estatal de Cambio Climático, instaurada en el estado de Nuevo León en 2020.
Santillán concluyó que, en temas financieros, los principios Ambientales, Sociales y de Gobierno Corporativo (ASG o ESG, por sus siglas en inglés) también están marcando un punto de partida para la planeación estratégica en el sector empresarial, con un análisis en la gestión de riesgos y la asignación de recursos por parte de los inversionistas. Lo anterior confirma que la sustentabilidad es un asunto de negocios.