Por su parte, Gustavo Méndez, socio líder de Servicios Financieros de Deloitte Spanish Latin America, confirmó que una vez que se están haciendo evidentes los estragos del tema de cambio climático, está modificándose la perspectiva en torno a la sustentabilidad.
Hace una década, apuntó, invertir en estrategias de este tipo se pensaba que era costoso y con poco beneficio, se consideraba un atributo ético y social, pero que no mostraba un retorno económico; en la actualidad, la situación se vislumbra muy distinta.
“Toda empresa, sea grande o pequeña, necesita un fondeo bancario. Si ahora no están cumpliendo con temas de cambio climático, si no tienen temas de sostenibilidad ni manejo de riesgos, seguramente ese fondeo no va a llegar. Esto implicará un riesgo de liquidez y de operación, por eso están dejando de hacerse las cosas con la visión de hace 15 años”, sostuvo Méndez.
De este modo, las organizaciones están siendo conscientes de las ventajas que les brinda ser sostenibles a largo plazo, a la par de que los reguladores se han encargado de instaurar nuevas reglas y estándares internacionales.
En consecuencia, todos los elementos están apuntando a que las empresas sean rentables, sostenibles y que logren un impacto positivo para la sociedad.
Así, quien lleve las riendas de gestionar la sostenibilidad frente al cambio climático dentro de la empresa debe vigilar el acatamiento de estas medidas, para que permeen en toda la organización.
Lo más importante es que el mandato del manejo de riesgos empieza por el consejo directivo y deben delegarse los diferentes roles y responsabilidades en las áreas de riesgos, finanzas y negocios, con un equipo de especialistas que dirijan la estrategia, analicen las métricas y modelos y le den seguimiento a los objetivos y resultados.
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